POSADAS. David Bogado (31) por fin pudo despertar de la pesadilla más larga. Había caído en ese pozo hace dos años, cuando le quitó la vida de dos puntazos a su cuñado, que otra vez había llegado a casa fuera de sí, alcoholizado, a pedirle dinero. Desde entonces siempre insistió en que no tuvo intenciones de matarlo, que todo había sido un ‘acto reflejo’, un impulso, y que su vida dependía de ello.Ayer, finalmente, la Justicia le dio la razón, al menos en parte. Bogado fue condenado a dos años de prisión por exceso en la legítima defensa, una pena que literalmente ya cumplió y, por ende, le permitirá salir en libertad en las próximas horas.El fallo fue adoptado por el Tribunal Penal 2 de Posadas, de donde Bogado salió esposado por última vez con destino a la Unidad Penal VI de Miguel Lanús, su lugar de reclusión en estos dos últimos años y el que abandonará probablemente la próxima semana, una vez que se complete el papeleo legal que lo devolverá junto a su familia.Sentencia“Pelado”, como lo llaman sus compañeros de Espacios Verdes de la Municipalidad, había declarado el último martes ante los magistrados Roque González, Alfredo Escribano y Marcelo Cardozo.En su testimonio había recordado como cerca de las 10 del lunes 23 de mayo de 2011 su cuñado, Gabriel Idelfonso Rodríguez (26), había llegado hasta su casa del barrio San Gerardo de Posadas en completo estado de ebriedad.Según sus dichos -corroborados luego por su pareja, hermana del propio Rodríguez- el joven era adicto y constantemente lo visitaba para “pedirle” dinero. Esa mañana, después de arrojarle piedras, se le vino encima e intentó atacarlo con lo que él consideró un destornillador.Bogado -que se alistaba para ir a trabajar- tomó entonces lo primero que tenía a mano, un cuchillo de unos 19 centímetros de hoja con el que apuñaló dos veces a Rodríguez, hasta que éste abortó el ataque, salió de la casa y caminó unos 60 metros, donde cayó muerto. “El llegó y amenazó con prender fuego la casa y matarme a mí, a mi señora y a mis hijos si no le dábamos para seguir tomando o drogarse. Estaba totalmente fuera de sí y se me tiró encima. Yo me defendí a mí y a mi familia, porque era él o yo”, le dijo Bogado al tribunal en el inicio del debate, el martes.Ayer, cerca de las 9.30, el fiscal Rolando Oliva fue el encargado de abrir los alegatos. El representante del Ministerio Público Fiscal señaló que “el imputado actuó con el propósito de quitarle la vida a Rodríguez” y puso en duda el estado de alteración que supuestamente sufría la víctima por los 2,51 gr./l. de alcohol en sangre que luego comprobaron los tests, al asegurar que “quizás apoyándole un dedo se caía”.Con esos fundamentos, Oliva encuadró el hecho en un homicidio simple y le solicitó al tribunal una pena de 8 años de prisión en base a lo dispuesto en el artículo 79 del Código Penal Argentino.En cambio, el abogado defensor Hugo Zapana insistió en que Bogado actuó bajo una agresión, es decir, en defensa de su vida, y solicitó la absolución de culpa y cargo. “Pido que Bogado salga libre de esta sala de debate”, lanzó el letrado.No obstante, Zapana solicitó que, en caso de un fallo condenatorio “y estando mi defendido a 12 días de cumplir dos años en prisión, se lo condene a una pena de dos años por exceso en la legítima defensa y, habiendo purgado la misma, se disponga su libertad”.Luego de algunos minutos de deliberación, González, Escribano y Cardozo regresaron al recinto y la doctora Fabiana Rossi, secretaria del tribunal, dio lectura de la sentencia, que finalmente fue de dos años por exceso en la legítima defensa y de absolución por el delito de homicidio simple, tal la carátula con la que la causa llegó a juicio.Tras el fallo, Bogado mantuvo un breve diálogo con los medios. Minutos después, abandonó el recinto todavía esposado, pero con el alivio de saber que en las próximas horas, con dos años de prisión ya cumplidos, volverá a ser libre.





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