BUENOS AIRES (Agencias y diarios digitales). Exequiel Espinosa, titular de Energía Argentina Sociedad Anónima (Enarsa), presentó ayer su renuncia indeclinable a la presidencia de la empresa estatal de energía, en una reunión de Directorio convocada de urgencia y especialmente para la ocasión. Para la semana que viene se convocó a una nueva asamblea para definir a su reemplazante, según confirmaron dos fuentes de primera línea de la compañía al sitio informativo “lapoliticaonline”.Espinosa, ladero de confianza del ministro de Planificación Julio De Vido, venía llevando adelante una tormentosa interna con Juan José Carabales, vicepresidente de la empresa y alfil del Axel Kicillof en Enarsa. En la práctica, Carbajales seguía de cerca los pasos de Espinosa, bloqueando sus iniciativas y auditando el manejo de fondos de la empresa. De hecho, por orden del viceministro de Economía, Enarsa transfirió a fines del año pasado las millonarias operaciones de importación de gas natural licuado (LNG) bajo la órbita de YPF.El último mes, Espinosa intentó restaurar su posición de poder dentro de la empresa. Por medio de una arriesgada jugada interna, transfirió bajo el paraguas de Enarsa Servicios -una sociedad con Invap, que está exenta del alcance de Carbajales- buena parte de los contratos de Enarsa, la empresa madre.Sin embargo, la movida no pasó desapercibida para Kicillof, que aprovechó su llegada a la presidenta Cristina Kirchner para fogonear la salida de su rival interno, que finalmente se produjo ayer. “El Directorio de Enarsa se quedó su quórum para operar. Se estima que a la asamblea de la semana que viene vendrá algún representante del Ministerio de Planificación (accionista mayoritario en Enarsa) para designar un reemplazante de Exequiel”, explicó las fuentes consultadas.Espinosa había quedado golpeado por su interna con el titular de YPF, Miguel Galuccio, que tal como anticipó “lapoliticaonline”, descubrió sobreprecios en la contratación que hace Enarsa de los buques metaneros que transportan el LNG.Otras sospechasDe su lado, el diario Clarín señaló que el hombre clave en el manejo petrolero del kirchnerismo se fue en medio de peleas con La Cámpora y luego de que salieran a la luz los contactos entre esa empresa de energía estatal y la “Rosadita”, la financiera SGI, investigada por presunto lavado de dinero en el caso de Lázaro Báez. Espinosa es un hombre muy cercano al ministro de Planificación, Julio De Vido y el hombre que contrató el avión que trajo a la Argentina al venezolano Antonini Wilson y su valija de los 800 mil dólares.En los últimos días se supo que el contador Jorge Norberto Cerrota trabajó en Enarsa y en la financiera hasta que el escándalo político y judicial por la ruta del dinero K fue masivo, revelaron fuentes de Enarsa. Según consta en el boletín oficial, Cerrota asumió como director titular de SGI en julio del 2011. Fue justo en el momento en que la financiera dejó de ser controlada por su fundador, Federico Elaskar, para pasar a ser manejada por el Grupo Báez, representado en esa firma por el contador Daniel Pérez Gadín.Elaskar denunció que vendió su firma tras haber sido amenazado de muerte por representantes del empresario Lázaro Báez, íntimo de la familia presidencial. En una de las entrevistas que el financista concedió al programa Periodismo Para Todos (PPT), Elaskar relató que antes de vender SGI debió aceptar que sus “compradores” realicen una auditoría interna. Uno de los encargados de realizar esa tarea, afirmó, fue Cerrota.En julio del 2011, cuando asumió como director de SGI, Cerrota ya era jefe de administración de Enarsa. Según dijeron en la empresa a Clarín, una de sus tareas era la de funcionar como jefe de todos los contadores del organismo. Debió dejar su cargo cuando PPT dio a conocer que también integraba el directorio de SGI.Enarsa es la empresa de energía estatal por la que pasan la mayor parte de los fondos multimillonarios que utiliza el Estado para importar combustibles. Se calcula que, solo en el 2012, Enarsa gastó 10 mil millones de pesos en esas operaciones. Cerrota era quien se ocupaba de la contabilidad de semejante flujo de dinero público.En los últimos 22 meses, realizó ese trabajo mientras a la vez integraba SGI.Según pudo saber Clarín, el fiscal del caso Báez, Guillermo Marijuán, está convencido que esa financiera funcionaba por fuera del sistema legal, es decir, era una “cueva”. Uno de sus directores titulares era a la vez un relevante funcionario económico de una empresa estratégica para política energética nacional.Cerrota ya había tenido problemas por superponer un trabajo en el sector público con otro en el sector privado. Ocurre que el contador fue presidente del Banco de Tierra del Fuego -asumió en el 2007- mientras a la vez se desempeñaba como síndico del Banco Privado de Inversiones. El sitio Crónicas Fueguinas contó que por esas cuestiones Cerrota fue denunciado por el fiscal del Estado fueguino, Virginio Martínez de Sucre.





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