POSADAS. Un ataque bestial y una sangrienta defensa que terminó en muerte. Esa es la primera impresión que dejó ayer la jornada inicial del debate por el crimen de Gabriel Rodríguez (26), quien falleció de dos puñaladas a manos de su propio cuñado, quien aseguró que lo hizo en defensa suya y de su familia.“Estoy muy arrepentido y lo voy a estar siempre, jamás quise que esto pasara. Pero me defendí, porque era él o yo”, señaló ayer David Bogado (31), imputado por el hecho, a los camaristas del Tribunal Penal 2 de Posadas, donde se lleva a cabo el debate que pasó a un cuarto intermedio y continuará hoy a partir de las 8.30.Ante la atenta mirada del presidente del alto cuerpo, Roque González, y de los vocales Alfredo Escribano y Marcelo Cardozo, subrogante del magistrado Juan Calvo, Bogado abrió ayer la audiencia con su versión de lo ocurrido aquella mañana del 23 de mayo de 2011 sobre calle 127 casi Blas Parera, en el barrio San Gerardo de Posadas.“Eran cerca de las 10 y yo estaba con mi señora en casa preparándome para ir a trabajar. Ahí mi cuñado llegó y escuché que hablaba con ella. Como percibí gritos, le pregunté qué había pasado. Mi mujer me contó que quería plata para seguir tomando y drogándose, que si no le dábamos iba a prender fuego la casa”, aseguró el imputado.Al parecer, Rodríguez se retiró del lugar junto a un conocido con el que andaba, pero regresó a los pocos minutos y comenzó a tirar piedras contra la vivienda de Bogado. “Salí y ahí estaba él, totalmente fuera de sí. Decía que me iba a matar y comenzó a tirar piedras. Traté de meterme en mi casa y le dije al muchacho que estaba con él que lo llevara”, recordó.Siempre según el relato del acusado, en ese momento Rodríguez ingresó a la vivienda y ambos se trenzaron en una pelea cuerpo a cuerpo. Bogado asegura que su cuñado portaba un elemento de filo -que no pudo ser hallado por la Policía- e intentó agredirlo.“Él se me tiró encima. Yo me ‘prendí’ para que no me hincara, pero era más grande que yo. Lo primero que vi en la mesa fue ese cuchillo. Lo que hice fue defenderme”, relató el imputado, al tiempo que señaló el supuesto arma homicida, un cuchillo con una hoja de unos 19,5 centímetros de largo por 2 de ancho.Bogado contó que en medio de esa pelea fue que le asestó el primer puntazo a Rodríguez, pero entonces éste volvió a atacarlo con más violencia: “ahí le hinqué de vuelta, porque era él o yo. Era defenderme a mí, porque iba a quemar mi casa y mi familia”.Tras recibir tres heridas, dos de las cuales le provocaron daños irreversibles en un riñón y en distintos vasos sanguíneos, la víctima caminó unos sesenta metros y cayó muerta. Allí la encontró la Policía, que no tardó en apresar a Bogado en su vivienda, donde asegura que desde un principio reconoció la autoría del crimen.Las pericias posteriores revelaron que Rodríguez tenía 2,51 gramos de alcohol en sangre. En el cuerpo no se hallaron cantidades significativas de alucinógenos, más allá de que en su poder los detectives hallaron una dosis de psicotrópicos, y pese a que Bogado contó que su cuñado “tomaba Clonazepam mezclado con bebidas alcohólicas” y que “era adicto”.En ese sentido, recordó que las agresiones de Rodríguez eran cotidianas y que en más de una oportunidad había intentado hablar con él para que se alejara de las drogas, aunque sin efecto. “Siempre me pedía plata, me decía que como yo estaba con su hermana, tenía que darle para la droga y el ‘chupi’. Yo siempre fui pacífico y le daba algo para no tener problemas, para no terminar así”, sentenció el acusado.Luego de la declaración de peritos policiales y de los forenses del Poder Judicial, cuatro horas después del inicio, el debate pasó a un cuarto intermedio hasta hoy a las 8.30, donde se prevé la declaración de testigos aportados por la defensa, a cargo del doctor Hugo Zapana. Después, de no mediar imprevistos, llegará el turno de los alegatos y la sentencia.




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