POSADAS. Un interesante espacio de recreación a través de la lectura denominado “Abuelos narradores” comenzó a gestarse en tres clubes de Abuelos del IPS. Uno en el barrio Belgrano de esta ciudad, otro en Apóstoles y un tercero en San Vicente. Estas actividades son el resultado de una iniciativa del Centro de Mediación de la Lectura (Cemilij) de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Misiones y del Instituto de Previsión Social Misiones.PRIMERA EDICIÓN visitó el club Revivir, ubicado en calle Suiza y Rademacher, del barrio Belgrano para participar de la reunión inaugural de este taller que promete instalarse como un espacio para recuperar la memoria en base a las prácticas de lectura de los abuelos, e incluso motivar el hábito de leer en casa a nietos, hijos y sobrinos.Espacio de encuentroEl jueves a las 16.30, el salón principal de Revivir fue el escenario de la apertura del taller de lectura -actividad que se realizó en simultáneo con la de Apóstoles, a cargo de la profesora Cecilia Tassi. Tras unas palabras de bienvenida a cargo de Graciela Brites, representando al IPS, comenzaron las actividades en torno a la lectura.“Hace ya algún tiempo venimos soñando con este espacio y estamos muy contentos de poder comenzar a concretarlo. La idea es poner a circular libros y narraciones, y recuperar a través de sus relatos, las narraciones que a ustedes les marcaron en su infancia”, señaló a los abuelos participantes la magíster Claudia Santiago, coordinadora del Cemilij y de estos talleres en que trabajarán ocho nóveles profesores de Letras de la UNaM.A continuación el docente Cristian Díaz señaló la consigna que sirvió de actividad de presentación de los participantes: sentados en parejas, los abuelos debían primero compartir con su compañero la experiencia del primer contacto con la lectura y a continuación, el compañero de trabajo debía encargarse de presentarlo y relatar ésa experiencia.Una marca para toda la vida“Nos conocimos recién, en unos pocos minutos de charla, señaló don Basilio, cuando tuvo a cargo la presentación de don Miguel. “Miguel era un lector de la revista Billiken. Ese fue su primer contacto con la lectura, y allí había secciones de ciencias, efemérides, historia, todos contenidos educativos. Más adelante él tuvo el libro “Lo sé todo”, dijo Basilio. “Y ahora, sabiendo la profesión de Miguel, quien trabaja en planeamiento, yo entiendo cómo esas primeras lecturas y su gran curiosidad, lo marcaron para toda la vida”, agregó el hombre.A su turno, Miguel presentó a Basilio también como un lector de la revista Billiken, y atribuyó a esa lectura educativa la inclinación actual de Basilio a la investigación botánica, ya que el hombre ha publicado un catálogo español-portugués de plantas medicinales de la región.Luego agregó que otro de los contactos iniciáticos con las narraciones fue el programa radial “El libro leído”, que se emitía a la siesta por LT17, alrededor de los años 60.Volver a encontrarse“El primer libro que leyó Rosa fue ‘Las mil y una noches’. Ella cuenta que lo leyó muchas veces y que hace poco lo encontró y se lo regaló a su nieto”, señaló Claudia Santiago al presentar a Rosa, quien fue su compañera en esta actividad. “Ella también contó que su papá recibía el libro ‘Rojo y negro’ -de Stendhal- y que siempre tuvo curiosidad por leerlo, así que lo vamos a conseguir para tenerlo en el club de lectura”, agregó Santiago.Marta y Lidia -a quien llaman Pocha-, otro de los dúos, retrotrajeron sus recuerdos a su infancia en la escuela Fraternidad. “Éramos compañeras de escuela y vecinas”, destacó Marta, cuyo primer contacto con la lectura fue con el clásico “Patito feo”. Otra participante, también apodada Pocha, señaló que la abuela de su amiga narraba historias por la tarde, y ese era un momento muy esperado por ellas, se sentaban y escuchaban con atención los relatos.Concretada la presentación, los participantes realizaron una lectura colectiva del cuento “El retrato”, de Ana María Shua. Recuerdos en torno a los libros“La intención de este espacio es recuperar la memoria a través de la palabra y eso tiene que ver con la identidad, con hacer presente lo que está ausente, con poner en valor la experiencia del otro”, destacó Santiago a PRIMERA EDICIÓN, señalando que por ello registrarán con un grabador de voz los encuentros, a fin de recuperar relatos y plasmarlos en una publicación gráfica.“Los clubes de lectura son una estrategia que en países como Venezuela y Colombia se ha implementado con muy buenos resultados. Además, son parte de una política de integración del adulto mayor”, agregó la docente.Asimismo, señaló que este espacio de lectura comunitaria puede motivar a los abuelos a que retomen o instalen la práctica de la lectura a sus nietos y sobrinos: “En la actualidad los padres suelen tener poco tiempo para leerles a sus hijos y por eso el rol que los abuelos pueden cumplir en este sentido es muy importante, porque todo chico que tenga acceso a leer o escuchar narraciones seguro tendrá una escolaridad con menos problemas de aprendizaje”.





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