POSADAS. ¿Qué haría usted si se entera que su esposo le fue infiel? …pero con una cabra. Este es detonante de la pieza de Edward Albbe titulada “La Cabra” que el viernes, se presentó a sala repleta, en el Auditórium del Instituto Montoya, con la brillante actuación de Julio Chávez, Viviana Saccone, Vando Villamil y Santiago García Rosa. El cartel de “Entradas agotadas” en el ingreso del Montoya dejó en evidencia el deseo de una multitud dispuesta a embarcarse en esta historia protagonizada y dirigida por un maestro de actores: Julio Chávez. El dicho popular “más loco que una cabra” se podría ajustar a esta historia que parte de un hecho absurdo para todos los personajes de la obra, menos para el protagonista. A su vez, pone al espectador en jaque de creencias y de percepciones a lo largo de la pieza, puesto que va presentando distintas miradas de un mismo hecho: “El romance de un hombre con una cabra”.El humor, especialmente en los diálogos entre Chávez y Saccone, y entre Chávez y Vando Villamil aparece condimentado con toques de sarcasmo, ironías y gran picardía, por lo que no faltaron las risas de la platea a lo largo de la historia. En “La cabra”, Charlie (Julio Chávez) es un arquitecto exitoso, de 50 años recién cumplidos, que está pasando por el mejor momento de su carrera, ya que entre otros logros ha sido distinguido con el premio Pritzker. Está casado hace muchísimos años con Julia (Viviana Saccone) y fruto de este matrimonio perfecto es Willy, su hijo adolescente. Sólo que un hecho pondrá la vida de esta familia “patas para arriba”. Charlie en busca de una chacra para él y Julia se dirige a una zona de campos cercana a la ciudad y allí la conoce a Sylvia, la cabra de la cual se enamora perdidamente y cuyo amor lo perturba. Charlie oculta esta historia hasta que decide confiárselo a su mejor amigo Axel (Vando Villamil). Superado por la magnitud de este hecho, Axel le revela este episodio a Julia, la esposa de Charlie a través de una carta. Envuelta de ira e incomprensión ante el inesperado acontecimiento, que le resulta primero gracioso y luego inaceptable, Julia rompe todo lo que tiene a su alcance y busca explicaciones, mientras Willy, el hijo de la pareja también se enfurece con su padre. Charlie, en cambio, se siente incomprendido, ya que todos ven de la peor manera un hecho que para el es “maravilloso, un verdadero milagro”, porque él está enamorado de Sylvia, la cabra. Así transcurre esta historia que pone al espectador en la incómoda situación de ver quién tiene razón y que va más allá de las estructuras socioculturales, a la vez que desnuda las debilidades del ser humano. Mientras para Charlie este amor “no se parece a nada de lo que haya experimentado” y es “maravilloso”, en la vereda de enfrente están los otros: su esposa, su hijo y su mejor amigo, para quienes esto es “totalmente absurdo”. Así la obra no sólo los confronta a ellos sino que también hace que el espectador confronte con sus propias creencias y valores, en una reflexión que lo lleva a ver esa delgada línea entre lo racional y lo irracional. Asimismo, la pieza, a través de la genialidad de Chávez, plantea la soledad de un incomprendido, y deja ver hasta qué punto una persona puede llegar al límite de su cordura y traspasarlo, movida por la ira y la incomprensión de un hecho, como le sucede a Julia que sale en busca de la cabra. La sed de venganza de esta mujer despechada recae sobre la más débil y como toda historia de amor prohibido el final es trágico. Al finalizar la obra, todo el auditórium se puso de pie para aplaudir la genialidad y el virtuosismo de Julio Chávez y del gran elenco que lo acompaña en esta historia que sin dudas, de regreso a casa, se fue dando tumbos en la cabeza de cada uno de los espectadores.




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