WASHINGTON, Estados Unidos (Medios Digitales). Barack Obama presentó un duro proyecto de Presupuesto para el ejercicio fiscal de 2013 (que comienza el 1 de octubre). Su propuesta prevé recortar el déficit público del 5,3 del PIB al 4,4% por medio de una combinación de subidas de impuestos, recortes del gasto y, lo más controvertido, un nuevo sistemas para calcular las pensiones y la asistencia médica a la tercera edad que en la práctica implica una reducción de prestaciones.La clave está en cambiar el calculo de las pensiones en Estados Unidos, de modo que éstas crezcan menos. Es un proyecto en el que el presidente estadounidense tiende la mano a la oposición republicana, que ahora tiene que decidir si está dispuesta a aceptar una medida que reclamó durante mucho tiempo. Obama completa esa “ofensiva de amabilidad” con los republicanos esta noche con su segunda cena en un mes con varios legisladores republicanos, entre ellos los senadores Orrin Hatch, de Utah, y Johny Isakson, de Georgia.Cambio de opiniónPor ahora, sin embargo, parece que la Casa Blanca ha logrado lo peor de los dos mundos. Por un lado, enfureció al ala izquierda del Partido Demócrata. Por otro, los republicanos, fieles a su tradición de negarle el pan y la sal al presidente, rechazaron su propuesta. El jefe de los republicanos del Senado, Mitch McConnell, que afronta unas difíciles elecciones en 2014 porque el ala más conservadora de su partido lo considera excesivamente centrista, calificó las propuestas de Obama como “modestas”.La política económica de Estados Unidos es una constante incertidumbre desde hace años por culpa del bloqueo político que existe en Washington, donde los demócratas controlan la Casa Blanca y la mitad del Congreso, pero los republicanos son dueños de la otra mitad. Periódicamente el país se ve, como consecuencia, sometido a tensiones que dañan su credibilidad y perjudican su crecimiento.





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