SAN JOSE (Por Sergio Alvez). Corría 1970. El grupo folklórico Los Huayrá se anunciaba como uno de los números artísticos principales de un festival que se realizaría en Apóstoles. Rodolfo Cancino, salteño pero radicado en la ciudad misionera de San José, vio entonces una oportunidad excelente para homenajear a sus admirados y amigos de Los Huayrá de una manera bastante especial: abrió un restaurante al que bautizó con el nombre del grupo. Ese año, el local se inauguró con presencia de los músicos, autoridades y muchos invitados, en esa clásica esquina en el acceso al pueblo. Desde entonces, se convirtió en un punto de encuentro y referencia ineludible para San José. Es que por un lado, durante décadas el comedor fue epicentro de inolvidables tertulias folklóricas por las que pasaron varias de las glorias del folklore nacional -como Horacio Guarany o Argentino Luna-y por el otro, se consolidó como un local gastronómico conocido por la calidad de sus comidas caseras y, además, Los Huayrá se constituyó como un punto de partida -y llegada- para viajeros y lugareños, debido a que allí no solo se vendían pasajes, sino que hasta ahora todos los colectivos que ingresan al pueblo paran en el comedor. Días atrás, PRIMERA EDICIÓN visitó el comedor y conversó con su encargada, testigo del historia del lugar, María Teresa Kosiuk (58), quien evocó anécdotas y reveló el anhelo de que se pudiera revitalizar el lugar, rescatando su impronta cultural y el peso de su patrimonio histórico, como lugar tradicional del pueblo.Gastronomía y folklore“Señorita” aclara María Kosiuk al presentarse. Todos la conocen como “Nena”. El último cliente del mediodía -que degustó un delicioso plato compuesto por un guiso de arvejas, pollo casero y guarnición de mandioca frita- se retiró y entonces Nena se sienta con el cronista a recordar la historia de Los Huayrá. “Todo empezó por la amistad de Rodolfo con el conjunto de Salta. Se inauguró el local en los 70 y ahí empezaron a venir comensales y amigos que venían a comer y a pasar noches guitarreando, cantando y escuchando folklore, siempre era una fiesta el comedor por esos años”, cuenta María, evocando al dueño del lugar -que además era padrino de María-, Rodolfo Canciono, hombre que falleció hace siete años.De aquellos años, el lugar alberga objetos que recuerdan esas veladas, entre ellos, fotografías e instrumentos musicales. “Por acá pasaban todos los artistas y músicos del folklore que llegaban a Misiones, que iban a hacer actuaciones a Apóstoles. Eran habitúes Argentino Luna, Rosendo Arias, Daniel Toro, Los Huayrá desde luego y un par de veces estuvo Horacio Guarany”, recuerda María. “Eran comunes las musiqueadas hasta largas horas de la madrugada, había mucha camaradería y todos gustaban de cantar y comer bien”, agrega. Pastas, guisos en variedad, ensaladas, pizzas y tartas, sopas paraguayas y carnes en salsas, estofados, pastel de papa, torta de choclo, postres y dulces, todo en Los Huayrá es de manufactura casera. “Siempre acá trabajamos así, con la cocina casera. Yo sigo cocinando de ese modo, como antes, se sirve comida sana, de hogar, abundante, y en un ambiente familiar”, cuenta Nena. Los clientes, actualmente son lugareños que acuden a trabajar por la zona y al mediodía van a almorzar a Los Huayrá. Además, varios choferes de colectivos y camiones, que cuando no comen ahí, hacen el pedido para retirar. “Vengo seguido porque se come comida casera de verdad y bien rica. Antes de comer una hamburguesa o un sándwich de milanesa, elijo venir acá, sentarme y comer bien”, dice Marcelo, un ocasional comensal. Temporal y destrucciónEn octubre del año pasado un fuerte temporal causó serios destrozos en el comedor. Entre las pérdidas, se contó un cartel luminoso tradicional, que tenía más de treinta años. “Además se rompieron todos los vidrios, quedaron las paredes muy húmedas, pero pude recuperar muchas cosas que se mojaron. Todavía no pudimos reponer el cartel y los vidrios”, señaló. Recuperar la vigenciaPor el acervo cultural y la impronta histórica que tiene el comedor Los Huayrá, merece ser conocido, pero sobre todo revitalizado, declarado de interés e incluido dentro de la grilla turística de la zona. Pero para ello es necesario apuntalar el lugar, para que pueda exhibir su patrimonio y recibir comensales en condiciones óptimas. Ese es uno de los sueño de Nena. “Me gustaría que la gente pudiera venir a conocer la historia, a degustar las comidas caseras, que pueda recuperar la vigencia que antes tenía; ojalá quienes puedan ayudar para que eso suceda entiendan la necesidad de rescatar ese valor que tiene este lugar, que ya es parte de la historia de San José”.





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