DOS DE MAYO. El violento episodio no terminó en una matanza por gracia divina, como indicó un detective a este diario. Ocurrió ayer, poco antes de las 7, en una vivienda del paraje Bernardino Rivadavia de este municipio. Allí, un hombre de 69 años, tras una agria discusión, disparó a quemarropa a su concubina, a la hija de ambos y a la nieta. Luego, tomó otra arma de fuego y se mató de un disparo en la cabeza.Las sobrevivientes -de 64, 43 y 12 años-, fueron trasladadas de urgencia al hospital local y derivadas al Samic de Oberá. La madre de la niña fue la única en recibir el alta médico, pese al proyectil que impactó en su frente.Fuentes de la investigación explicaron a PRIMERA EDICIÓN que la historia no terminó en una verdadera matanza porque el revólver utilizado no era de grueso calibre y los disparos fueron efectuados a corta distancia. Según esa teoría, los proyectiles no recorrieron la distancia adecuada para tomar fuerza y causar daño con el impacto.La mujer del fallecido, llamada Carmelina, recibió un balazo en la boca. El pedazo de plomo quedó alojado en la garganta, pero aún así no tuvo consecuencias fatales, al menos hasta el cierre de esta edición. La niña, en tanto, sufrió una herida de arma de fuego en el pómulo izquierdo. Ella y su abuela permanecían hospitalizadas, aunque no trascendió el último parte médico. De acuerdo con el parte del departamento Prensa de Jefatura, el violento episodio se produjo en una vivienda del paraje Bernardino Rivadavia, a la altura del kilómetro 964 de la ruta nacional 14.Allí, como al parecer era habitual, la pareja de sexagenarios mantuvo una acalorada discusión.Al parecer, la hija intentó mediar en el pleito pero todo empeoró. El hombre ingresó en su habitación y salió con dos armas de fuego: un revólver calibre 22 y otro .25. Con este abrió fuego contra las mujeres, a quemarropa y sin titubear. Con posterioridad, apretó el gatillo del 22 y se descerrajó un disparo en la cabeza. El deceso se produjo prácticamente en el acto.





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