ELDORADO. Los cuatro policías detenidos por su vinculación con el robo de una tonelada de marihuana, de la comisaría seccional Primera de Puerto Rico, fueron procesados por el Juzgado Federal de esta ciudad. Los cargos en su contra son de gravedad y no contemplan el beneficio de la excarcelación. Entre ellos figura el delito de “asociación ilícita”. En otras palabras, para la Justicia, estos hombres, aprovechándose de su condición de policías, sumados a un ex convicto que tiene en su prontuario una sentencia por narcotráfico, se asociaron con el objetivo de delinquir: en este caso, robar mil kilos de marihuana de la comisaría seccional Primera, de Puerto Rico.En este contexto, los cinco continuarán privados de la libertad. Es más, al menos en el caso de los uniformados, fueron trasladados a una unidad penal federal de Buenos Aires (ver página 36). El escándalo, como publicó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN, se desató el 3 de septiembre de 2012, cuando un oficial de la Policía de Misiones fue detenido con 123 kilos de marihuana en su coche, un Fiat Palio blanco.El procedimiento estuvo a cargo de una patrulla de Prefectura Naval Argentina y se produjo a la altura de Puerto Leoni.Un cómplice, que viajaba en el asiento del acompañante, logró escapar de la redada. En un principio se sospechó que habría sido el entregador, pero días después se presentó espontáneamente en la comisaría seccional Primera de Puerto Rico.Tras la detención del oficial, que en ese momento trabajaba en el Comando Radioeléctrico pero anteriormente lo hizo en la comisaría Primera, no pasó mucho para que cayeran tres suboficiales de Puerto Rico.Al parecer, la sustracción de la droga se producía cuando estos hombres estaban de guardia en la citada dependencia policial.Lo que no se sabe, por los menos de manera oficial, es qué destino se le dio a los mil kilos de marihuana sustraída. Se recuperaron solamente 123, los que llevaba el oficial al momento de su captura a la altura de Puerto Leoni, la madrugada del 3 de septiembre pasado.En el sumario policial, iniciado por Asuntos Internos, los acusados se habían desvinculado del robo del estupefaciente. La cúpulaUna tonelada de marihuana desapareció de la comisaría seccional Primera de Puerto Rico. Era parte de un cargamento de 4.200 kilos que la Policía había incautado en jurisdicción del municipio de Ruiz de Montoya.Si se considera que al momento de su detención el oficial de Policía transportaba 123 kilos, no hay dudas de que la sustracción de la droga fue un trabajo de hormigas, en forma seccionada y en cantidades que no despertaran sospechas ni la atención de nadie.Llama la atención que la cúpula policial de ese entonces, a cargo de la Unidad Regional IV, no se enterara de lo que estaba sucediendo.No obstante, fue descabezada, aunque de una manera bastante particular. El jefe fue “premiado” con el cargo de supervisor de seguridad de la Zona Norte, un puesto que estaba creado en teoría pero en la práctica se asemejaba a un espejismo (se lo veía a los lejos pero no era realidad).Trascendió que este hombre aparece nombrado en el expediente que instruye el juez Federal José Luis Casals, a cargo por subrogación legal del Juzgado Federal de Eldorado.Es que el entonces titular de la UR IV, ni bien se supo del arresto del oficial en Puerto Leoni y que la droga que llevaba había sido robada de la comisaría Primera, ordenó el recuento de la marihuana que había en esa dependencia. Lo hizo de motus propio y violando las normas de procedimiento más elementales: la de no alterar el escenario de un supuesto delito y más aún, cuando hombres de su propia fuerza aparecen implicados como presuntos responsables.Incluso, trascendió que habría efectuado un llamado telefónico al juez de Instrucción 1 de Puerto Rico, Éctor Acosta, para que interviniera, pero este se negó porque se trataba de un delito de instancia federal. Con todo esto, el alto mando jamás fue investigado para ver si le cupo o no responsabilidad, al menos funcional. La pista falsa y una vendettaEl 3 de septiembre de 2012 fue una jornada fatídica para la Unidad Regional IV, que analizaba la situación y consideraba inminente el escándalo ni bien trascendiera la detención de un oficial con 123 kilos de marihuana.Ni hablar cuando la prensa se enterara que habían sido sustraídos de la comisaría seccional Primera, de Puerto Rico.Pero las autoridades quedaron al borde de un ataque de nervios cuando se supo que la cantidad trepaba a la tonelada. En ese contexto se habría registrado un llamado telefónico desde la cúpula de la Unidad Regional IV al juez de Instrucción Éctor Acosta, con el supuesto objetivo de que el magistrado provincial enfriara una caldera a punto de estallar.La respuesta fue negativa y varios prometieron venganza, que se materializaría meses después con un hecho atroz en Puerto Rico: el asesinato de la adolescente Angélica Beatriz Ramírez (14).En esa causa un sector de la Policía local se encargó de plantar una pista que finalmente resultó falsa y que podría terminar con una causa penal contra aquellos policías que la impulsaron. Es la que involucraba al hijo del juez Acosta en el aberrante homicidio.El mismísimo magistrado, en una entrevista exclusiva con este medio, se encargó de desmentirlo.Aclaró que, la noche en que mataron a Angélica, su hijo se encontraba en Posadas, con su novia y unos amigos en casa de la chica. Esa coartada fue confirmada por la Justicia, que se apresta a sobreseerlo.





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