La artritis es una enfermedad crónica y degenerativa que se caracteriza por provocar inflamación en la membrana sinovial (membrana que alimenta, protege y cubre los cartílagos) de las articulaciones. La inflamación de esta membrana es la responsable del dolor, hinchazón claramente visible y de la sensación de rigidez que los pacientes pueden sentir por las mañanas. Su persistencia provoca que el hueso se dañe y aparezcan pequeñas erosiones. La enfermedad afecta con más virulencia a unas articulaciones que a otras y hay algunas que nunca se alteran. Así, las más afectadas son las muñecas, los dedos de las manos y de los pies, los codos, los hombros, las caderas, las rodillas y los tobillos. Ataca principalmente a las mujeres y suele aparecer en torno a los 40 y 45 años. Sin embargo, también los niños y los ancianos pueden padecerla. La causa de la aparición de esta enfermedad es desconocida. Se han estudiado agentes infecciosos como las bacterias o los virus y, aunque se han encontrado datos sugerentes en algunos casos, aún no hay evidencias que confirmen su implicación. Los especialistas creen que puede tener un origen genético, puesto que el propio sistema inmune ataca a las articulaciones porque no las reconoce como propias y por ello se inflaman. Asimismo, se cree que ciertas proteínas que se transmiten de forma hereditaria podrían predisponer a la enfermedad.Recientemente los científicos encontraron indicios de que vivir en un clima soleado puede reducir el riesgo de desarrollar artritis reumatoide.La investigación, que contó con la participación de 200 mil mujeres y que fue publicada en la revista Annals of the Rheumatic Diseases, sugiere que existe una relación entre la luz del sol y el riesgo a desarrollar la enfermedad. Los especialistas creen que la vitamina D, que se produce con la luz solar, puede proteger el cuerpo. Sin embargo, advierten que las personas no deben exponerse al sol todo el día.El lado brillanteLos investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard siguieron a dos grupos de más de 100 mil mujeres. El primero fue monitoreado desde 1976, mientras que el segundo desde 1989.Se comparó sus estados de salud con los niveles de UV-B a los que estuvieron expuestas, basándose en la zona donde vivieron.En el grupo de 1976, quienes residían en regiones más soleadas de Estados Unidos eran 21% menos propensas a desarrollar artritis reumatoide que las mujeres que estuvieron menos expuestas a la radiación UV. No obstante, los niveles de radiación no tuvieron efecto en el grupo de 1989.Los autores del informe declararon que el estudio “alimenta la creciente evidencia de que la exposición a la luz UV-B está asociada a la disminución del riesgo a artritis reumatoide”.Sugieren que “las diferencias en los comportamientos de protección a los rayos del sol, como por ejemplo el uso de un bloqueador”, podría explicar la razón por la cual el grupo más joven de mujeres no se benefició de vivir en zonas más soleadas.Una teoría que explicaría la relación entre la enfermedad y la luz solar es la diferencia en los niveles de vitamina D que, producida cuando los rayos UV tocan la piel, podrían afectar las probabilidades de desarrollar artritis reumatoide.Otros estudios ya han establecido un vínculo entre los niveles de vitamina D en enfermedades relacionadas con el sistema inmune, como la esclerosis múltiple.El doctor Chris Deighton, presidente de la Sociedad Británica de Reumatología, dijo que éste era un estudio “interesante” que “nos da más pistas” sobre cómo el medioambiente puede afectar las posibilidades de tener artritis reumatoide.“Los tratamientos que existen en reumatología han transformado las vidas de los pacientes con esta incapacitante enfermedad, cualquier cosa que aumente nuestro conocimiento será bienvenida”.Vitamina del solAlan Silman, director médico de Arthritis Research UK, considera que hasta ahora los estudios no han mostrado la utilidad de la vitamina D en el tratamiento de artritis reumatoide. “Sabemos que mucha gente con artritis tiene niveles bajos de vitamina D y esto tiene un efecto poderoso en los tipos de células que pueden causar esta condición”, dice.“Actualmente estamos realizando investigaciones para determinar cómo ocurre y estamos haciendo estudios de laboratorio para descubrir si la vitamina D puede alterar la respuesta agresiva del sistema inmune en artritis reumatoide y convertirlos en algo menos dañino o incluso protector”, añade el especialista.Por ahora, hasta que no se sepa más, lo mejor que puede hacer la gente es tomar sol por unos quince minutos en los meses de verano y exponer la cara y los brazos al sol para aumentar los niveles de vitamina D, recomienda Silman. Alimentos contra la artritisLa comida no puede curar la artritis, pero puede hacer que la enfermedad sea más llevadera.Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3 disminuyen la producción de sustancias químicas que propagan la inflamación. Además, inhiben las enzimas que la provocan. Una correcta dieta para la artritis debe contener al menos un gramo de omega-3 al día. La vitamina C protege el colágeno, principal componente de los cartílagos. Aunque es muy beneficioso no hay que abusar: cantidades inadecuadas pueden ser contraproducentes para ciertos tipos de artritis, como la osteoartritis. Además, un bajo nivel de selenio en el cuerpo podría estar relacionado con la artritis reumatoide. El mineral ayuda a los antioxidantes a limpiar los radicales libres que dañan las células, promueve la regulación de la glándula tiroides e, incluso, podría prevenir el cáncer. Es recomendable consumir entre 55 y 200 microgramos al día.





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