POSADAS. El triple homicida que pactó una pena de 35 años de cárcel, Juan Orbino (26), “tiene buen comportamiento y no se encuentra aislado” en la Unidad Penal VI, donde está detenido desde el mismo momento en que confesó el atroz hecho, confiaron fuentes judiciales. Tal como anticipó ayer en forma exclusiva PRIMERA EDICIÓN, el pasado viernes Orbino acordó junto a su abogado defensor y en un juicio abreviado una pena de prisión de 35 años, tras ratificar ante la fiscalía ser el autor del triple crimen del barrio Yacyretá de Posadas. Dicha condena ahora deberá ser homologada o admitida por el Tribunal Penal 1 de la capital provincial. Las víctimas del escalofriante y sangriento episodio, perpetrado a mediados de septiembre pasado, fueron la concubina del imputado, Angélica Hann de Freitas (46) y los hijos de ésta, Mauricio Marcelo Ruiz (10) y Betiana Belén Ruiz (14). Tras asesinarlos Orbino los descuartizó y los enterró debajo de una cama. Entre las hipótesis por el terrible episodio se supo que el “chacal” desató un baño de sangre debido a que aparentemente quería recuperar la casa donde cometió la masacre para venderla a 15 mil pesos. Dicha vivienda, situada en la calle 66 casi avenida 115 de Posadas, sería conocida luego como la casa del terror. Luego de conocerse el atroz hecho, el 17 de septiembre de 2012, los investigadores establecieron que la mujer era víctima de violencia de género y que hasta había realizado varias exposiciones ante la Policía, cuestión que fue negada desde la fuerza.Cabe recordar que Orbino se presentó el citado día en la comisaría Sexta alrededor de las 15 y dijo ante la guardia “me presento acá porque maté de un hachazo a mi mujer. Le voy a decir la verdad: la maté a ella y a sus dos hijos y los enterré debajo de la cama, y dejé el hacha al costado de un aparador, y la tierra la coloqué en una heladera vieja”, les dijo. Después, les entregó un manojo de llaves de la casa. Al acudir a la escena los efectivos notaron que debajo de la cama la tierra estaba “hinchada”. El espanto no tardó en llegar: apenas comenzaron a desenterrar, aparecieron primero los cuerpitos de los menores y luego el de su madre. Estaban descuartizados.





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