LA HABANA, Cuba (El País). La mañana de ayer empezó bien temprano en Cuba. Desde la madrugada decenas de personas aguardaban ante cada una de las oficinas municipales que tiene el Departamento de Inmigración y Extranjería (DIE) a lo largo de toda la isla. A pocas horas de entrar en vigor la Reforma Migratoria, la atmósfera era de curiosidad y suspicacia alrededor de las flexibilizaciones establecidas.La mayoría de quienes acudieron a dichas oficinas lo hizo para aclarar dudas, a partir de las incomprensiones que ha suscitado la lectura del Decreto-Ley 302. Otros se aventuraron a solicitar un nuevo pasaporte, que ahora ha duplicado su precio hasta llegar a 100 pesos convertibles (unos 80 euros). En la puerta del DIE del municipio Plaza de la Revolución varias funcionarias advertían de que ya no era necesario hacer tantos trámites y recomendaban conseguir un visado, comprar el pasaje e ir directo hacia el aeropuerto. Pero ni siquiera tales aclaraciones lograban disipar toda la incredulidad acumulada.También a las afueras de los consulados se veían escenas de expectación y en la zona del oeste de La Habana se notaba presencia policial alrededor de las embajadas. En las largas filas llamaba la atención la presencia de numerosos niños y muchos jóvenes comprendidos en la edad del servicio militar. Varios activistas de derechos humanos y opositores han declarado que acudirán a hacer los trámites para lograr viajar. Guillermo Fariñas, entre ellos, ha confirmado que intentará salir una vez que lo hayan logrado las Damas de Blanco.





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