POSADAS. La cifra de despistes y accidentes en el Acceso Oeste de la capital provincial es abrumadora. Básicamente la situación se origina porque la gente conduce mal: no se respeta la velocidad máxima permitida, que en algunos tramos está estipulada en 30 kilómetros por hora y en otros 40, es decir que no es un lugar para circular a mucha velocidad, pero esto no se cumple. Se añade que en los últimos meses en la zona circula mucho tránsito pesado por las obras de tratamiento costero, y eso hace que el asfalto se hunda, lo que abre la posibilidad a que la persona que viene manejando realice alguna mala maniobra para evadir los baches y pierda el control del auto.Otra situación que suma complicaciones en la transitabilidad del Acceso Oeste es que algunos sectores, sobre todo en las sinuosas curvas, se acumula arena y tierra que cae de los camiones que pasan por habitualmente. Se trata de rodados que salen hacia las obras con cargas desde una arenera cercana, pero lo hacen sin cumplir las exigencias, como por ejemplo que la arena se encuentre seca y muchas veces no está debidamente cubierta con las carpas reglamentarias, tal como lo señaló, el abogado especialista en Seguridad Vial Luis Di Falco, consultado por PRIMERA EDICIÓN para interpretar la situación y traer a discusión un análisis para prevenir los recurrentes accidentes. “La arena para ser transportada primero debe estar seca y segundo debe estar encarpada, para que no vuele con el viento. Cosa que habitualmente no sucede, y que son factores de riesgo para que la gente tenga despistes, sobre todo en la zona de curvas y demás”, analizó.“Esos camiones no sólo salen hacia Blas Parera, sino que toman la ruta 12 y van esparciendo el peligroso material por toda la cinta asfáltica del acceso mencionado”, explicó el experto para quien “el problema de la arena en el asfalto es un detalle muy importante de cuidar, ya que han habido muchísimos casos de chicos que se despistan con las motos”.Según su punto de vista “la imprudencia de la gente tiene que ver con la velocidad, porque la que circula por ese acceso lo hace a alta velocidad y hasta se corren picadas, según la denuncia de los vecinos. Algo que se está trasladando, tal como lo publicó recientemente este diario, hacia el Acceso Sur, donde los transeúntes son tentados por las rectas donde pueden desarrollar mayor velocidad y el menor índice de tránsito que en otros lugares”, refirió. “Solución a corto plazo”“La prevención de accidentes a corto plazo es controlar, pero como no se lo hace…”, evaluó el jurista consultado ante posibles soluciones.Para Di falco, el control no debe pasar sólo por los vehículos y automovilistas, referido al control de las velocidades máximas, que son muy necesarias, sino también que se mantenga un control del estado integral del lugar para que permanezca libre de basura y materiales que puedan provocar un despiste.“Igualmente, eso no sería una solución de fondo, ya que estamos hablando de una mala conducta cultural. La gente no hace lo que debe hacer y es inevitable -por ahora- que siga ocurriendo; no obstante si se hace un control como se debería hacer”.“Hace algunas semanas se comenzó con el arreglo del asfalto en las zonas más dañadas, pero en realidad se requiere mantenimiento urgente”, apuntó el abogado al sostener que la pintura asfáltica y la demarcación de la avenida prácticamente han desaparecido, ya que las rayas del centro y laterales estaban pintadas, pero como en gran parte ha desaparecido, cuando llueve a la noche no se ve. Ahora noté que comenzaron a reparar por tramos”, sostuvo.




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