SAN VICENTE. Vivir con miedo. A que un día el asesino vuelva por más. O a que el caso quede impune y se olvide. Son los principales temores que, a un año del crimen de Edelmiro Tamis (67), siguen atormentando a la familia del remisero asesinado de un disparo en el pecho cerca del acceso sur de San Vicente.“A un año del hecho, no saben todavía siquiera el calibre del arma con el que mataron a mi papá. No hay absolutamente nada y vivimos con una profunda incertidumbre en medio del vacío”, dice angustiado Horacio (31), uno de los hijos de Tamis, en un diálogo telefónico exclusivo con PRIMERA EDICIÓN, concretado horas antes del primer aniversario del crimen de su padre.En ese sentido, Horacio reconoció que el caso avanzó poco y nada desde aquella mañana del 7 de enero de 2012, cuando cerca de las 6.30 automovilistas denunciaron el hallazgo de un Peugeot 504 abandonado en la banquina oeste de la ruta nacional 14, a la altura del kilómetro 973, unos 3 mil metros al sur del acceso a San Vicente.Cuando la Policía llegó, se descubrió lo peor. El cuerpo sin vida de Tamis yacía a unos quince metros del vehículo con un disparo en el pecho, un corte en la muñeca y un golpe en la parte posterior del cráneo.El remisero había desaparecido cerca de las 20 del día anterior, después de dejar a la que era su actual mujer en un supermercado céntrico de la localidad, sobre la avenida Libertador. Había avisado que tenía un viaje, pero nunca regresó.“Fue gente que lo conocía, estoy completamente seguro de eso. Todo esto fue armado, pero lamentablemente no tenemos nada concreto”, comenta Horacio sobre el motivo del hecho, todavía poco claro: en principio se había barajado la teoría de un homicidio en ocasión de robo, aunque su hijo cree que pudo haber algo más detrás del crimen.Ante los pocos avances que tuvo la causa en este año, Horacio y sus familiares recurrieron en principio al programa de casos impunes del Ministerio de Derechos Humanos de la Nación. “Desde ese organismo solicitaron un informe de la causa al Juzgado de San Vicente. La respuesta fue que el caso está en proceso de investigación y que todavía faltan pericias de la Policía”, recordó. Entonces recurrió a Derechos Humanos de la provincia, donde, en sus palabras, “tampoco podían creer que no había nada y volvieron a solicitar un nuevo informe”. Desde el Juzgado, la respuesta fue la misma: todavía faltan pericias criminológicas.Si el tiempo que pasa es la verdad que huye, como reza el viejo axioma policial, el o los homicidas cuentan ya con un año de ventaja. Y, para verlo desde la peor perspectiva, siguen caminando las calles en libertad, como si nada.Por eso, los Tamis no pueden recuperar la tranquilidad perdida. “Vivimos con miedo, porque no hay detenidos y no sabemos quién hizo esto. Salís a la calle y tenés que estar mirando a tus espaldas, por uno pero también por la familia”, se sincera Horacio sobre esa horrible sensación que lo persigue desde hace un año.Quizás eso es lo que lo llevó a pensar en dejar la localidad y mudarse a otro lado. “Hasta estoy pensando en mudarme. No quiero que mi hijo crezca con todo esto, en un lugar así. San Vicente cambió muchísimo en los últimos años y dista mucho de ser lo que era antes”, reflexiona.Después de pasar las primeras fiestas sin su padre -“fue muy duro y trato de ser fuerte por mis hermanas, pero hay un punto en que el dolor no se aguanta más”, se sincera- Horacio sólo tiene un deseo para 2013: “Ojalá este año por fin tengamos novedades y podamos saber quién fue. Queremos justicia, nada más”.





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