SAN JOSÉ. Con 19 años de experiencia, Miguel “Yaguareté” Giménez es uno de los más antiguos integrantes del Cuerpo de Guardaparques Provincial. Actualmente son 110 las personas que conforman la institución, diseminadas en 18 destacamentos, donde hacen guardias permanentes. En abril de 2012, Giménez concedió una entrevista a PRIMERA EDICIÓN en la que daba cuenta del lamentable contexto por el que atraviesan las 74 Áreas Naturales Protegidas (ANP) que existen en la provincia, asediados fuertemente por la depredación y la caza furtiva. En aquella ocasión, señalaba como uno de los elementos centrales la falta de recursos para combatir realmente la caza y la tala indiscriminada en las reservas y la asfixiante situación laboral y salarial de los guardaparques en toda la provincia. Hoy, en albores del nuevo año, Giménez se acercó a este diario para denunciar que la situación es ahora aún más grave. Este hombre, es uno de los pocos guardaparques que se atreve a hablar -en nombre suyo y del centenar de compañeros- en el marco de una fuerte escalada persecutoria y de aprietes dentro del Ministerio de Ecología -de quien dependen los guardaparques- hacia los trabajadores del sector que salieron durante 2012 a contar públicamente su situación. Traslados, embargos salariales y amenazas forman parte del contexto intimidante y amedrentador. En la siguiente entrevista, el trabajador se explaya al respecto de estos y otros temas. ¿Cuál es la situación salarial actual del guardaparques provincial?Pongo mi caso como ejemplo para empezar a contestar. Llevo 19 años trabajando, arriesgando mi vida día a día en las reservas de toda la provincia, y mi sueldo básico es de 300 pesos. Otros compañeros, más nuevos, también cobran sueldos miserables. Pero a eso se suma el robo por parte del Ministerio de Ecología hacia los guardaparques, que nos vienen haciendo desde septiembre de 2012. En ese mes, el Gobernador firmó el decreto 1.243/12, que fijó un aumento en los conceptos de “movilidad y refrigerio”, quedando éstos viáticos en 560 pesos por día. Nos corresponde cobrar por veinte días al mes, entre guardias y feriados según nuestro sistema laboral. Pero arbitrariamente, y aduciendo extraoficialmente que no había fondos, la ministra desobedece el decreto y rebaja el pago de esa movilidad y refrigerio a sólo diez días, algo inexplicable. Con esta actitud, la ministra Rovira le está sacando de la boca el pan a nuestros hijos. Para colmo, nos había anunciado que esos días no pagados iban a ser devueltos al sueldo del guardaparque, a fin de año, cosa que nunca ocurrió. Otro dato, con 19 años de antigüedad, y aunque cueste creerlo, mi aguinaldo es de apenas 600 pesos. Otro de los reclamos durante el año había sido por los uniformes. ¿Cumplió Ecología con ese pedido tan elemental? Tampoco. Fue una falta de respeto hacia el guardaparques que llegada la víspera de Navidad se nos entregue una bolsita con dos sidras, un ananá fizz, un turrón, dos pares de medias y dos remeras. Lo que los trabajadores necesitamos y venimos pidiendo es el traje completo, borcegos, botas, pantalones de grafa, gorras y toda la indumentaria. Nosotros nos tuvimos que pagar todo el uniforme, incluso la insignia. Es una vergüenza. Con el esfuerzo de nuestras esposas y nuestras madres andamos con nuestra ropa remendada, zurcida, los borcegos gastados porque no se dignan a otorgarnos lo necesario como corresponde. Es por eso que en mi caso decidí utilizar el gorro, que pagué de mi bolsillo, doblado, a modo de protesta, como un símbolo de la injusticia. Es sabida la importancia fundamental de los equipos de comunicación dentro de las áreas naturales, especialmente para la seguridad del guardaparques. ¿Cómo están funcionando los equipos? No están funcionando. En todos los parques, las radios necesitan mantenimiento y es algo que no se hace desde hace cinco años. Hoy estamos totalmente incomunicados. Si un guardaparques que está solo, como ocurre ahora que algunos salen de vacaciones, sufre algún percance, no tiene forma de comunicarse para pedir ayuda, ya que las radios no funcionan, quedamos a la buena de Dios. El riesgo es total. También es lamentable lo que ocurre con una máquina de alta tecnología que está en el Parque Provincial de la Sierra, donde trabajo, y que sirve para detectar incendios. Tiene un alcance de 25 kilómetros y también sirve para detectar situación de caza furtiva, por ejemplo. Pero a raíz de la falta de mantenimiento esta máquina tampoco está funcionando. ¿Cuál es la situación del guardaparques con respecto al armamento?En mi caso, después de 18 años, decidí dejar de ser paramilitar del Gobierno provincial. Esto significa que ya no porto armas de fuego, porque durante toda mi carrera yo y mis compañeros usamos armas de fuego propias, nuestras, porque sino no teníamos forma de defendernos de los cazadores. Según el protocolo, cuando detectamos un cazador debemos decirle “alto, Ecología, lo que usted está haciendo es ilegal”. Uno puede llegar a terminar hecho un colador, de balas, si obra de esta manera sin apoyo. Hay compañeros que quedaron parapléjicos al ser baleados, que hoy viven postrados y con un ingreso miserable. Yo mismo he recibido un balazo en la pierna durante un operativo. Por eso, cuando todo sale bien, Ecología anuncia los operativos en la prensa. Pero cuando algo sale mal, el guardaparques queda solo, desprotegido legalmente por usar armas. Es totalmente injusto, nosotros estamos cuidando el patrimonio de todos los misioneros, de las generaciones futuras. Hoy, muchos guardaparques, siguen siendo paramilitares del Gobierno porque están obligados a utilizar sus armas particulares. A todo esto, ¿persiste la caza furtiva en áreas naturales protegidas de Misiones?El furtivismo es un crimen organizado que se profundiza cada vez más, porque estos grupos que se dedican a ese negociado, saben perfectamente que los recursos que la Provincia destina al cuidado de las áreas son totalmente insuficientes. Cada vez avanza más el furtivismo y tiene que ver con el aumento de la demanda en carnes, pieles, picos y cueros de animales exóticos de nuestra provincia, que terminan siendo comercializados con las cadenas más importantes de hoteles en Brasil e Iguazú, donde se le ofrece al turista los llamados “platos autóctonos”. Todo esto lo conozco muy bien, por haber trabajado largos años en los parques provinciales más importantes del norte provincial, donde hoy lamentablemente siguen depredando nuestra fauna. ¿Están recibiendo aprietes como otros empelados provinciales que reclaman mejoras salariales
y laborales?Hay compañeros que fueron trasladados luego de reclamar, se aprieta con ese método, nos quieren callados y sumisos. Hay una persecución constante, pero por dignidad, nunca vamos a dejar de reclamar lo que nos corresponde.





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