SANTO PIPÓ. La Navidad y el nuevo año no son motivo de festejo y alegría para Marisa Ortigoza, al menos no este año. Es que en agosto recibió una intimación para abandonar la casa donde vive hace 19 años junto a sus cinco hijos y el plazo caducó hace unos días. Ortigoza reconoce que el lugar, ubicado al costado del arroyo Ñacanguazú en el kilómetro1424 de la ruta nacional 12, no le pertenece: “El anterior propietario era amigo de mi papá, vino de Posadas e instaló un mercado, pero no funcionó y lo cerró. Cuando se fue nos dejó acá para cuidemos y podamos vivir e incluso si queríamos poner un negocio, pero nosotros no tenemos recursos, así que durante todo este tiempo cuidamos y mejoramos en lo que pudimos la casa y el terreno. Ahora, al parecer, cambió de dueño y la nueva propietaria nos mandó una intimación para desalojemos. Hablé con la jueza en Jardín América y lo que le pedí es que nos den un lugar donde mis hijos y yo podamos vivir”, indicó angustiada. Es que Ortigoza padece cáncer de cérvix, lleva años en tratamiento, que desde hace un tiempo no pudo seguir realizando por no tener medios para viajar. Además, no tiene trabajo y sus hijos son pequeños: “La mayor, de 17 años, consiguió un trabajo para ayudarnos un poco, tengo una hija de nueve años que es discapacitada y los demás son chiquitos, entonces todo se complica, nosotros estamos viviendo de la ayuda de los vecinos”, explicó.Piden ayudaLa mujer y sus pequeños están desesperados, entiende el pedido de desalojo, pero piden desesperadamente que alguien los ayude a encontrar otro lugar donde ella pueda vivir con sus niños. “No los puedo llevar abajo de un puente, o a la calle, ya vivimos una situación desesperante porque no tenemos ni para comer, y además quedarnos sin techo es terrible”, dice. Contó a PRIMERA EDICIÓN que golpeó muchas puertas pidiendo ayuda. “Tengo planes, no cobro el salario universal ni ningún plan, muchas veces fui a la Municipalidad (de San Ignacio) y pedí ayuda, al principio me dieron, pero ahora me dijeron que no podían dar nada más, yo pido que me ayuden con la comida de mis hijos y un techo para ellos. Lamentablemente, yo no puedo trabajar, por mi enfermedad, me hacía el tratamiento en Posadas, pero desde un tiempo no pude viajar más, no tenemos ni para comer, menos para un pasaje”, dice angustiada.Marisa contó que la semana pasada recibió el último aviso para presentarse en el Juzgado de Jardín América antes de que llegue la orden de desalojo. “No pude ir, no sé qué va a pasar con nosotros, no tenemos dinero para movilizarnos, la única vez que pude hablar con la jueza le pedí que nos diera más tiempo, que la dueña se acerque a hablar conmigo, porque por lo menos que nos reconozcan todos los años que cuidamos el lugar, y que nos ayuden a encontrar otro. Entiendo que esto no es mío, pero no puedo ir con mis hijos a la calle”, reitera. En medio de mucha angustia, volvió a pedir ayuda, “si alguien nos quiere ayudar, a nosotros todo nos viene bien”, afirmó. Para colaborar con Marisa Ortigoza se puede llamar al (376) 154-345257.





Discussion about this post