PUERTO ESPERANZA. Un tío de la víctima se presentó en la comisaría de esta localidad y con la voz entrecortada por los llantos dio el peor de los reportes a la Policía: el joven remisero Miguel Ángel Rojas (23) fue hallado muerto, atado contra un árbol de pino, en una zona rural del municipio de Mado. Eran las 19 de anoche y por esas horas los uniformados realizaban pericias al automóvil con el que trabajaba el trabajador del volante, a escasos metros de donde fue encontrado el cuerpo sin vida.Una vez en la escena los efectivos constataron que el cadáver del joven estaba sentado y atado con una soga contra un pino. A simple vista no tenía signos de haber sido agredido con arma blanca o de fuego, no obstante los peritos tendrán la última palabra, ya que el cuerpo presentaba un avanzado estado de descomposición. “El hecho de que se hallaba inmovilizado con esas ataduras nos da la casi certeza de que se trató de un homicidio”, confió un portavoz policial. Con respecto al móvil del hecho las fuentes aseguraron que “a prima facie se trató de una muerte en ocasión de robo, teniendo en cuenta que al automóvil en que se movilizaba, un Peugeot 405 le faltaban las llaves y el equipo de música”. MacabroUn dato inquietante y a la vez macabro (surgido de las investigaciones preliminares) es que Rojas “podría haber agonizado varios días atado contra el árbol, ya sea malherido por el o los autores del hecho, o simplemente tras deshidratarse a la intemperie”. En ese sentido la Policía confió que “no se descarta que lo dejaron aún con vida para que sea encontrado, pero lamentablemente las horas y los días pasaron, y se produjo su muerte. Las causas la determinarán los peritos forenses”. Rojas, padre de dos menores y oriundo de Puerto Esperanza, era buscado desde el pasado lunes -en víspera de la Nochebuena-. Lamentablemente esta localidad vuelve a ser golpeada por un caso criminal, ya que en julio pasado fue perpetrado el aberrante homicidio de la estudiante Liani Itatí Piñeiro (18).En búsqueda de pistasAnoche, un grupo de criminalistas de la Policía Científica se encontraba inmerso en un desafío no menor: el de hallar en el automóvil o en los alrededores de la escena donde fue hallado el cadáver de Rojas evidencia firme que arroje algún tipo de información clave acerca de el o los autores del hecho.En cuanto a las horas previas al horrendo hallazgo del cuerpo del remisero, se supo que fue un vecino de Mado quien alertó a los efectivos de la comisaría local alrededor de las 21.30 del último viernes y contó que un grupo de aborígenes de la aldea “Aguaí Poty” le habían asegurado haber visto un automóvil abandonado a la vera de un camino, cerca del asentamiento.La comisión policial partió a toda velocidad hacia el lugar indicado por los testigos. Debieron salir hasta la ruta nacional 12 y recorrer unos 500 metros -desde el acceso a Mado- hacia el norte. Allí ingresaron hacia el este por un camino terrado que conduce a la aldea mbya guaraní y que comúnmente es utilizado por los lugareños.A unos tres kilómetros de la ruta nacional 12, siempre por ese camino que de a poco se va transformando en trillo, los policías dieron con el objetivo: a un costado estaba el Peugeot 405 bordó matrícula ACF-876. Era, efectivamente, el remís de Miguel Ángel Rojas.Los uniformados custodiaron el área y dieron aviso a las autoridades que hacen base en Puerto Esperanza, de donde era oriundo Rojas y en donde se inició la investigación. La expectativa consumió en segundos esos siete kilómetros que separan aquella localidad del lugar del hallazgo.Los cristales delanteros del Peugeot estaban bajos. Eso llamó la atención de los peritos, aunque lo más trascendente fue que había desaparecido el estéreo del vehículo y tampoco estaban las llaves de arranque del Peugeot.Quienes trabajan en el caso prefieren mantenerse cautos y aguardar los resultados de los profesionales de la Policía Científica, quienes viajaron de inmediato desde Posadas y anoche continuaban trabajando en la escena. Rojas fue visto con vida por última vez el pasado lunes en una estación de servicios de YPF, donde cargó combustible. En ese lugar, los empleados aseguran haberlo visto al mando de su Peugeot 405 y con dos pasajeros. Su padre denunció ante la Policía que alrededor de las 15 de ese día había recibido una llamada solicitándole sus servicios. El joven tenía como principal “parada” la terminal de ómnibus de Esperanza, aunque comúnmente solía viajar también por la ruta provincial 19, que une esa localidad con Andresito.





Discussion about this post