Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
Whatsapp: 3764-414872
Llegamos al final de este año 2025 como pudimos, cada uno a su tiempo, y a su propio ritmo.
Fue un año de soltar máscaras, de dejar caer caretas, de animarnos -a veces por cansancio, otras por coraje- a ser un poco más nosotros mismos. El cansancio también nos enseñó. Fue un año intenso, de puertas que se cerraron para que otras pudieran abrirse.
Un año que nos empujó a elegir vivir nuestra propia vida. Llegamos con lo que tuvimos. Con las fuerzas que alcanzaron y con las que no también.
Llegamos con heridas que todavía duelen, con aprendizajes que aún están madurando, con preguntas abiertas y certezas que se cayeron en el camino. No fue el año que imaginamos, pero fue el año que pudimos vivir. Y eso ya es sagrado.
Cada paso dado -aun el más torpe- fue un acto de valentía. Cada caída, una forma de aprender. Cada pausa, una invitación a escucharnos. Tal vez no cumplimos todas las metas, pero seguimos respirando. Seguimos sintiendo. Seguimos aquí. Y eso también es un triunfo silencioso.
Al cerrar este ciclo, no se trata de juzgarnos por lo que no fue, sino de honrarnos por haber llegado. Soltar lo que pesa. Agradecer lo que enseñó y abrazar lo que somos hoy, sin exigencias.
Que el nuevo tiempo que se abre nos encuentre un poco más suaves con nosotros mismos, más presentes, más humanos. Porque a veces, reconocer nuestra vulnerabilidad nos conecta con la fuerza, esa que tenemos. que está ahí ¡esperándonos!








