La naturaleza golpeó con una fuerza inusitada a San Luis del Palmar (Corrientes), que en apenas dos días recibió un volumen de agua superior a lo que suele llover en meses. El intendente Néstor René Buján confirmó que el desastre ya forzó la evacuación y autoevacuación de más de 400 personas, quienes debieron abandonar sus hogares con lo puesto.
Actualmente, se encuentran activos 12 centros de asistencia para albergar a las 79 familias que perdieron todo, mientras que el agua que baja de las zonas rurales sigue presionando sobre el casco urbano. La preocupación máxima se centra en las 100 familias que viven a la vera de la ruta provincial 5, en una zona de extrema vulnerabilidad.
Más allá del fenómeno climático, el jefe comunal puso el foco en un conflicto que hoy cobra un precio altísimo: una megaobra de dragado en el riachuelo local que está paralizada por la Justicia. Según Buján, la obra fue frenada tras una presentación de grupos ambientalistas, lo que impide que el agua drene con velocidad hacia el río Paraná.
“Hoy vemos las consecuencias de tantas familias que están padeciendo por esta situación”, afirmó el intendente, quien adelantó que pedirá al Instituto Correntino del Agua y del Ambiente (ICAA) la reanudación inmediata de los trabajos para evitar que el pueblo siga funcionando como un “piletón” de agua estancada y basura.
El panorama para las próximas horas es crítico. El Servicio Meteorológico Nacional mantiene una alerta amarilla para la región, con tormentas fuertes previstas para el lunes 29 y martes 30 de diciembre. Se espera que la inestabilidad continúe incluso hasta la tarde del 31 de diciembre, lo que empaña cualquier esperanza de un retorno rápido a los hogares para recibir el 2026.
Las autoridades mantienen el monitoreo “minuto a minuto” del nivel del riachuelo, mientras coordinan con el gobernador Juan Pablo Valdés el envío de suministros básicos para los centros de evacuados.
Fuente: Agencia de Noticias NA





