El papa León XIV celebró una Navidad histórica en el Vaticano al recuperar la Misa de Navidad por la mañana, una tradición que no se realizaba desde 1994, cuando la había presidido por última vez Juan Pablo II. En su primera Navidad como Pontífice, el sucesor de Francisco también impartió la tradicional bendición Urbi et Orbi, uno de los actos más solemnes del calendario católico.
Bajo la lluvia de Roma y entre las campanas de la Basílica de San Pedro, León XIV se asomó al balcón central del Vaticano para dirigirse a la ciudad y al mundo. En su mensaje, el Papa puso el foco en los principales conflictos internacionales y dejó un fuerte llamado a la paz en un contexto global atravesado por guerras y crisis humanitarias.
Durante su discurso, el Pontífice recordó especialmente las situaciones de violencia en Ucrania, Líbano, Palestina, Israel, Siria, Sudán, Sudán del Sur, Malí, Burkina Faso, la República Democrática del Congo, Haití y varios países del sudeste asiático. También dedicó un mensaje a los migrantes y refugiados que se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de un futuro mejor.
Uno de los pasajes más conmovedores de la jornada estuvo dedicado al pueblo de Gaza, al que describió como una población que “ya no tiene nada y lo ha perdido todo”. León XIV pidió no dejar de pensar en quienes viven en tiendas expuestas al frío, la lluvia y el viento, y vinculó ese sufrimiento con el mensaje cristiano del nacimiento de Jesús, “que plantó su frágil tienda entre nosotros”.
Se trata de la primera Navidad de Robert Prevost como Papa, tras haber sido elegido en mayo luego del fallecimiento de Francisco. Cada uno de sus gestos fue seguido con atención, incluyendo la decisión de modificar el horario de la Misa del Gallo, que volvió a celebrarse a las 22 horas, recuperando una tradición instaurada por Benedicto XVI.
Antes del inicio de esa celebración, el Papa salió a la Plaza de San Pedro para saludar a los fieles que, pese a la lluvia, permanecían allí. En un breve mensaje en inglés, italiano y con un saludo en español, agradeció la presencia y la “valentía” de quienes no pudieron ingresar a la basílica, e invitó a seguir la misa a través de pantallas gigantes.
En su homilía de Nochebuena, León XIV destacó la figura del niño Jesús como símbolo de esperanza frente a la violencia y la opresión. También cuestionó una “economía distorsionada” que trata a las personas como mercancía y reivindicó la dignidad infinita de cada ser humano, marcando así el tono pastoral y social de su primer mensaje navideño como líder de la Iglesia Católica.
Fuente: El Mundo








