El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó que su Gobierno está listo para iniciar ataques terrestres contra cárteles de la droga en América Latina, en el marco de lo que describió como una intensificación de su lucha contra el narcotráfico internacional. La declaración fue formulada durante un mensaje navideño a las fuerzas armadas publicado esta semana, según medios que citan fuentes oficiales.
Trump afirmó que las fuerzas estadounidenses están “ahora atacando por tierra” a grupos vinculados al tráfico de drogas, luego de que, aseguró, la presión en el mar hubiera reducido el flujo de estupefacientes hacia Estados Unidos en más del 96% por vía marítima. Aunque no detalló fechas ni lugares específicos para las operaciones terrestres, el anuncio marca una escalada en la política de seguridad y militar estadounidense en la región.
En el mismo mensaje, el mandatario felicitó especialmente a la tripulación del portaaviones USS Gerald R. Ford, desplegado en el Caribe como parte de las operaciones para frenar el tráfico de drogas desde aguas cercanas a Sudamérica y Centroamérica.
La Casa Blanca ya había impulsado desde septiembre una campaña de ataques aéreos y marítimos contra embarcaciones que, según Washington, estaban vinculadas al narcotráfico. Esa serie de operaciones -que forma parte de lo que el Pentágono y la administración denominan una misión para interrumpir el tráfico de drogas en la región– incluyó ataques en el Mar Caribe y el océano Pacífico, donde fuerzas estadounidenses destruyeron varias lanchas y mataron a decenas de personas a bordo, a las que identificaron como “combatientes ilegales” o miembros de organizaciones criminales.
En octubre, el Gobierno estadounidense elevó la presencia militar en la región con el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford y su grupo de combate hacia aguas del Caribe, junto a otros buques y aeronaves, lo que constituyó una de las mayores concentraciones de fuerza naval estadounidense en la zona en años recientes. Estas acciones se justificaron oficialmente como parte de los esfuerzos para disrumpir el tráfico marítimo de drogas hacia Estados Unidos.
A partir de esa campaña, Trump y otros funcionarios han señalado públicamente que la vía marítima del narcotráfico se ha reducido de forma considerable, y ahora, según el presidente, el foco se trasladaría a las rutas terrestres utilizadas por los cárteles para introducir estupefacientes en el territorio estadounidense.
Repercusiones
El anuncio de posibles operaciones terrestres ha generado preocupación en América Latina. Analistas y gobiernos de la región advierten que ataques de este tipo, si se concretan, podrían infringir principios del derecho internacional y la soberanía de los Estados en los que se llevarían a cabo. En declaraciones anteriores, expertos señalaron que este tipo de acciones militares sin consentimiento explícito de los países afectados podría desatar conflictos diplomáticos de gran escala, así como cuestionamientos jurídicos sobre la legalidad de intervenciones extranjeras.
En ese contexto, distintos gobiernos latinoamericanos han enfatizado la importancia de la cooperación internacional y el respeto mutuo de la soberanía como pilares para enfrentar el problema del narcotráfico, al tiempo que sostienen que la militarización por sí sola no bastará para abordarlo de manera integral.
Aunque Trump ha vinculado su estrategia a un combate global contra el tráfico de drogas -incluso referenciando cifras de reducción de envíos por mar-, la retórica de intervenciones terrestres ha suscitado un debate más amplio sobre sus implicancias políticas, jurídicas y humanitarias en la región.
Fuente: Agencia de Noticias NA y Medios Digitales




