El debate por la pirotecnia de alto estruendo volvió a tensar la agenda política de Montecarlo en la antesala de las fiestas de fin de año, esta vez a partir de la postura expresada por la concejal de La Libertad Avanza Patricia Buckmayer, quien se desmarcó del consenso mayoritario del Concejo Deliberante y cuestionó la prohibición vigente de comercialización. Mientras el resto del cuerpo ratificó la aplicación de la Ordenanza II N° 09 de Pirotecnia Cero, la edil libertaria puso el foco en la libertad de mercado y en lo que definió como una restricción arbitraria al trabajo.
Buckmayer sostuvo que no comparte la prohibición de la venta y remarcó que su posición responde a los lineamientos ideológicos de su espacio político. “Desde La Libertad Avanza se promueve la libertad de comercializar, ¿sí? Y tenemos entendido que la venta no es ilegal en la Argentina. Así que, por lo tanto, prohibir la venta de la pirotecnia me parece una medida arbitraria que cercena el derecho al trabajador de comercializar”, expresó. En ese sentido, advirtió que la veda comercial no logra erradicar el uso y termina generando efectos contraproducentes. “Prohibiendo la venta se fomenta la venta clandestina. Es así”, afirmó.
La concejal aclaró que su postura no implica desconocer los daños que provoca la pirotecnia sonora, especialmente en sectores vulnerables. Desde un plano personal, explicó que no utiliza este tipo de productos y fundamentó esa decisión en el impacto que producen los estruendos. “Yo, por ejemplo, no la utilizo, es una decisión personal mía, teniendo en cuenta que produce un daño claro, por ejemplo, la pirotecnia sonora produce un daño claro a gente con TDAH, ancianos, animales, personas con autismo”, señaló.
Lejos de proponer una flexibilización sin límites, Buckmayer planteó que el abordaje del problema debería desplazarse del plano punitivo hacia un cambio de hábitos sociales. En esa línea, vinculó el debate con una discusión cultural más amplia y citó al presidente Javier Milei como referencia conceptual. “Yo creo que pasa por una cuestión cultural. Nuestro presidente dice que tenemos que promover al cambio cultural, y creo que el uso de la pirotecnia también es muy personal, es una decisión que se debe basar en un cambio cultural”, sostuvo.

Las expresiones de Buckmayer sobre la pirotecnia se dan en un contexto en el que su figura ya había quedado expuesta al debate público meses atrás. A comienzos de este año, la concejal electa quedó en el centro de una fuerte polémica tras una publicación en redes sociales en la que compartió una imagen de un Ford Falcon verde acompañada por un mensaje que fue interpretado como una alusión al terrorismo de Estado. Aquella intervención generó un amplio repudio político y social en Montecarlo y reavivó discusiones sobre los límites del discurso público de los representantes electos.
Lejos de atenuar el impacto de aquel episodio, Buckmayer respondió entonces con un descargo en el que rechazó las críticas y defendió su postura, lo que profundizó la controversia y motivó cuestionamientos desde distintos sectores.






