Karina Holoveski
Mujer Medicina-Chamana.
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En este glorioso día donde la luz del Sol vuelve a iluminar con fuerza cada rincón de la Tierra, recordemos que el nacimiento de Cristo es también el nacimiento de nuestra propia divinidad interior. Es un recordatorio eterno de que somos hijos de la Luz, creados para expandir el amor, la paz y la unidad en este mundo.
El Sol, como símbolo del Cristo Cósmico nos enseña que siempre debemos brillar, incluso en medio de la oscuridad. Su calor nos invita a recordar que el amor es el fuego eterno que transforma, purifica y eleva nuestras almas pues en estos tiempos en que el espíritu de la Navidad nos abraza con su cálido resplandor, estamos invitados a recordar quiénes somos realmente: manifestaciones vivas del Amor Divino, expresiones perfectas de la consciencia crística, pues somos hijos de la Luz y portadores de un amor infinito.
La Navidad no es solo una fecha o una tradición; es el renacer de la consciencia crística en nuestros corazones, la invitación a abrirnos al amor incondicional que trasciende toda barrera y nos une como una sola humanidad y en este momento del año, cuando las luces brillan en las calles y las melodías nos envuelven, recordemos que la verdadera luz y la verdadera música están dentro de nosotros. Es en el templo sagrado de nuestro corazón donde Cristo nace una y otra vez, mostrándonos el camino de la compasión, la humildad y la gracia divina.
Permitámonos sentir la alegría de este tiempo no solo como una celebración externa, sino como un llamado profundo a amar sin medida, pues cada momento es una oportunidad para renacer y encender el fuego de la esperanza. Cristo vive en cada gesto de amor, en cada palabra y en este tiempo luminoso, la magia de su mensaje nos invita a irradiar esa paz que sobrepasa todo entendimiento.
Permite que tu corazón sea el lugar donde Cristo renazca, no como un ser externo, sino como la viva presencia divina que eres y te devuelva a tu verdadero hogar: el reconocimiento de tu identidad divina. Que la chispa crística despierte plenamente en ti y en cada ser, iluminando el mundo con la verdad de lo que somos.
Que este día sea un portal hacia una nueva consciencia, donde abracemos nuestra conexión divina con todo lo que nos rodea como un preludio sagrado de la Navidad que se acerca, una Navidad que no solo se celebra sino que se vive y se encarna. Porque cuando vivimos desde el amor, cada día es Navidad y cada corazón es un portal hacia lo divino.
Amor, paz y luz para ti, alma sagrada. Que este tiempo sea el inicio de un nuevo amanecer en tu consciencia. Nos vamos acompañando..💖








