Desde que la niña tenía aproximadamente cuatro años, el tío habría abusado de ella en reiteradas oportunidades hasta que un día la madre encontró un escrito revelador en su diario íntimo. El sospechoso fue detenido y el proceso judicial en su contra se cerró en los últimos días y será juzgado por los hechos por los que se lo acusa.
El Juzgado de Instrucción 1 de Puerto Rico a cargo del magistrado Leonardo Manuel Balanda Gómez y con requerimiento del fiscal de Instrucción, Héctor Simon, elevó el expediente para que el acusado actualmente de 54 años responda ante los jueces de un Tribunal por los delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por la condición de guardador y la convivencia preexistente, y corrupción de menores agravada”.
La denuncia del caso fue radicada por la madre de la menor (hoy de 10 años), en enero pasado ante la Comisaría de la Mujer de Puerto Rico.
La mujer relató que cuando revisaba las cosas de su hija encontró un diario íntimo en el que leyó una frase de puño y letra que afirmaba que la niña había sido abusada por su tío y por temor y vergüenza lo había callado.
Inmediatamente la progenitora habló con ella y fue así que le reveló las situaciones en las que su tío se había aprovechado sexualmente de ella.
La mayoría de los hechos ocurrieron en la casa del imputado, cuando la menor quedaba al cuidado de su tía biológica y del acusado, o cuando iba a jugar con otra niña que residía en esa vivienda. Siempre en momentos en los cuales el imputado lograba quedarse a solas con su víctima.
Tras el relato de la progenitora, la Justicia ordenó la detención preventiva del sospechoso mientras se obraban las pruebas necesarias. Entre ellas, el relato de la menor en Cámara Gesell. Ante profesionales psicólogos indicó los lugares y las formas en las que su tío abusaba de ella.
Relató episodios en el espacio de un kiosco que el imputado tenía en su domicilio, dentro de un automóvil, en una galería, una pileta y una huerta.
El hombre no trabajaba, cobraba una pensión y tenía el tiempo suficiente para aguardar el momento en el cual poder estar a solas con la niña, como por ejemplo cuando su concubina dormía, según la acusación.
Episodios de sexo oral, tocamientos y amenazas de asesinar a su tía si contaba algo, fue el contexto en las que el acusado se valió durante al menos cuatro años para someter a la niña.
Además le exhibía y obligaba a su sobrina a ver material pornográfico en una computadora.
Los defensores del encartado solicitaron la falta de mérito, al considerar entre otras cosas que no había convivencia preexistente. Pero al estar las casas de la víctima y del acusado lindantes y la relación familiar que había, esto quedó descartado de plano.
Respecto al acceso carnal, según la jurisprudencia, al ser los abusos siempre en ausencia de testigos, el relato veraz y consistente de la menor en Cámara Gesell era válido para sostener la acusación, además de otras pruebas.









