En la Unidad Penal de Mujeres 5, ubicado en Miguel Lanús, un proyecto de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Misiones desarrolla talleres prácticos que, una vez por mes, enseñan tecnologías de conservación y manipulación segura de alimentos a internas y agentes penitenciarios.
La propuesta incluye a docentes, investigadores y estudiantes de Ingeniería Química e Ingeniería en Alimentos, que buscan acercar conocimientos del laboratorio a la comunidad, en un trabajo que combina investigación universitaria, territorio y comunidad.
“En el penal de mujeres estamos trabajando desde el año 2021”, precisó a PRIMERA EDICIÓN Nancy Lovera, ingeniera en alimentos y coordinadora del proyecto Exactas en Comunidad, quien repasó cómo la propuesta se fue adaptando a las necesidades y el ritmo cotidiano del penal.
Saber técnico llevado al terreno
Exactas en Comunidad surgió cuando el equipo de Lovera, dedicado a investigar procesos de preservación de frutas y hortalizas regionales. buscó darle un impacto social a los conocimientos que generaban en el laboratorio.
La coordinadora recordó que, tras varios años de trabajo académico, comenzaron “a buscar a quién le podría servir socialmente lo que nosotros hacíamos”. Y el penal se transformó en un escenario ideal para que la elaboración de conservas pueda convertirse en una herramienta de reinserción laboral.

En los primeros talleres se dedicaron a la elaboración de conservas vegetales y las técnicas de envasado y rotulado, pero también “se generó un espacio de contención emocional, porque ellas cuentan sus experiencias y cómo tradicionalmente hacen las conservas”, describió Lovera.
Más adelante fueron sumando nuevos contenidos. La participación activa de las internas y la buena recepción del personal penitenciario fueron dos puntos que entusiasmaron al equipo y ampliaron el alcance del proyecto.
Así fue como sumaron talleres de buenas prácticas de manufactura y acompañamiento para la certificación municipal de los agentes penitenciarios.
“Ellos trabajan en la cocina del penal y vimos la necesidad de que se capaciten. Esto hace que estén preparados para poder trabajar con las personas privadas de su libertad y son también transmisoras del conocimiento”, indicó Lovera.
También articularon acciones con otros equipos de la facultad: hasta ahora, llevaron contenidos de huerta, y otro grupo trabajó compostaje; incluso se dictó un taller de marketing digital orientado a pensar estrategias de venta de conservas en contextos futuros de reinserción laboral.
Investigar con enfoque comunitario
Compartir conocimientos con la Unidad Penal 5 impacta no solo en las trayectorias de las internas, también transformó el enfoque de la investigación. La coordinadora de Exactas en Comunidad aseguró que la extensión universitaria les permite pensar nuevas problemáticas y desafíos técnicos.
En esa línea, ejemplificó que gracias a la experiencia en el penal surgieron preguntas sobre cómo aplicar buenas prácticas en condiciones edilicias particulares, cómo optimizar energía en procesos de elaboración o cómo reducir desperdicios.
La interacción con las internas también aporta un ingrediente humano al trabajo, convirtiendo el taller en un espacio para que la ciencia se mezcle con historias de vida, donde la investigación se vuelva aprendizaje compartido.
Para Lovera, la experiencia territorial enriquece la formación profesional porque abre horizontes que el laboratorio por sí solo no ofrece.
“La extensión es otra pata inportantísima de la universidad, estamos para compartir conocimiento. Siempre nos piden que volvamos, así que nos quedamos trabajando con esta comunidad, pero se podría replicar en cualquier penitenciaría”, cerró.
Colecta solidaria
Cada diciembre, el proyecto cierra sus actividades con una colecta navideña para las internas, que además de productos típicos como pan dulce y turrones, recauda elementos de higiene personal, como papel higiénico, shampoo, jabón y toallitas femeninas. Al respecto, Lovera contó que el motivo detrás de la iniciativa es conseguir productos navideños, pero también acompañar a muchas mujeres del penal que no reciben visitas por diferentes motivos, por lo que esos artículos son los que más faltan.
“En general estas cosas extras se las llevan los familiares, pero hay mucha gente que es de Paraguay o no tiene vínculo familiar”, contó. La colecta del año pasado permitió abastecer a la unidad de insumos hasta marzo del año siguiente, lo que marca el impacto de la iniciativa. En esta oportunidad, las donaciones pueden acercarse al hall de la Facultad de Ciencias Exactas, donde se dispuso una caja de la colecta, o coordinarse por redes sociales (al Instagram @exactas.en.comunidad) para entregarlas en el laboratorio del primer piso.





