Por
Rosanna Toraglio
Periodista
BioPsicoTerapeuta
Significado, tradición y amuletos que año a año nos acompañan en esta temporada que nos regala el Espíritu de la Navidad.
Sabemos que cuando intencionamos estamos usando nuestro poder para manifestar nuestros deseos y armar el árbol no es un simple acto sino un momento que podemos aprovechar para renovar y volver a crear una vida maravillosa.
El 8 de diciembre es el Día de la Virgen y como ella es la madre del Salvador es también una energía que acompaña a esta tradición.
Armar el arbolito en familia refuerza la unión, pero quienes están solos no crean que es inútil armarlo, es un momento especial para conectar con nuestro ser interior, ese que nos da fuerza, coraje, nos recuerda que somos luz y puro amor, sin interferencias del exterior.
Al ser conscientes de nuestro poder entonces vamos a ritualizar el momento, dejando limpio y con ricos aromas, el lugar que ocupará nuestro árbol.
Si bien es la religión católica la que imparte el día, son miles de familias que se suman al ritual para despertar los mejores sentimientos.
Manos a la obra
Al tomar consciencia de qué representa cada elemento vamos generando en nosotros el despertar energético. Entonces sabemos que el árbol representa la vida, la esperanza y la alegría, entonces al colocarlo ya vamos sintiendo y agradeciendo la vida, sembramos la esperanza y nos llenamos de alegría.
Si estamos tristes es el momento de armarlo porque abrazamos nuestra tristeza para transmutarla en alegría.
Una tradición que me gusta es la de disponer un adorno nuevo para cada miembro de la familia, al finalizar la tarea, cada uno colgará el suyo cargado de sus intenciones. Si no están en ese momento, dejar los adornos en un costado para que lo cuelguen cuando lleguen o visiten.
Pueden también tener a mano frases motivadoras e inspiradoras porque a veces no estamos preparados para el momento tan especial.
Los infaltables
Una estrella en la cima del árbol que recuerda a la de Belén que guió a los Reyes Magos hasta el pesebre del niño Jesús, y a nosotros nos guiará y bendecirá el camino que deseamos recorrer este nuevo año.
Campanitas que llaman a los ángeles, sus sonidos nos recordarán que somos luz, que conectar con nuestro ser nos llenará de alegría y nos dirá: detente, respira profundo y retoma tu viaje que irá acompañado de seres angelicales.
Colguemos angelitos simbolizando a nuestro ángel, ese que nos acompaña desde que nacimos y lo hará hasta el día que dejemos este plano terrenal. Nuestro ángel está para cumplir nuestros deseos.
Una llave para abrir puertas, esas que deseamos atravesar para ir logrando nuestras metas, también para lograr nuestra casa propia, bendecir la que tenemos y abrir otras.
Regalitos, esos paquetitos hermosos que no sabemos qué contienen, esos son los que iremos abriendo y nos irán sorprendiendo porque cuando fluimos con la vida y nos dejamos sorprender siempre nos regalará algo mejor de lo que esperábamos.
Un Papá Noel, que representa a nuestro niño interior, nos trae a la memoria el recuerdo de cuando éramos pequeños, nos despertará la inocencia que dejamos de lado por vivir apurados.
Las esferas simbolizan los dones de Dios y cada color tiene un significado específico: el rojo representa el amor y la generosidad, el verde la esperanza, el blanco la pureza, el dorado la prosperidad y el azul el arrepentimiento o la reconciliación.
Los lazos son la unión, podemos pensar en la familia, los amigos, los socios, todo lo que deseamos que se mantenga unido, sentimos que pertenecemos y vivimos con alegría sintiéndonos seguros.
Ahora se pusieron muy de moda los cascanueces en todos los colores y su presencia firme nos da confianza y fuerza para “morder” todos esos escollos, romperlos y comerlos con gusto.
Atraemos suerte con monedas, podemos armar un cofrecito y colocarlo al pie del árbol para atraer riqueza y prosperidad.
También vi una propuesta encantadora y es la de armar una corona con ramas de romero, no solamente inspiran con su aroma, sino que bendecirán a todos los que la lleven. Podemos armar varias para quienes compartirán nuestra mesa.
Simbologías numéricas y de colores
El 8 es el número es principalmente equilibrio entre lo material y lo espiritual, abundancia, poder personal, éxito y regeneración. Su forma de infinito vertical representa la conexión continua entre ambos mundos, la fuerza para lograr metas materiales sin perder el propósito espiritual, la transformación y el movimiento perpetuo. Es un día para intencionar prosperidad y abundancia en todos los aspectos: salud, dinero, amor, relaciones.
Los colores de Navidad tradicionales son el rojo, verde, dorado y blanco o plateado. El rojo simboliza la sangre de Cristo, pero también es pasión y amor. Que todo lo que llevemos adelante este año sea apasionado y productivo. El verde la vida eterna, es esperanza, es amor, es también vida, naturaleza, vamos a conectarnos con ellas. El dorado se asocia con la fiesta, el dinero, la riqueza. ¿Somos ricos? Todos lo somos, cada quien tiene vida, tiene un don y es de ricos reconocerlos. El blanco nos conecta con la pureza, nos hace reconciliarnos con nosotros mismos, nos muestra como un espejo nuestros talentos y debilidades. Abrazamos con amor para poder dar amor.








