El misionero Fernando Krindges fue distinguido este viernes por la Academia Nacional de Ingeniería por haber obtenido el mejor promedio en su carrera en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM). Con él, recibieron diplomas y medallas los otros 62 graduados en ingeniería con mejores promedios de las Universidades Nacionales del país.
Fernando viajó solo a Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), donde se encuentra la sede de la Academia Nacional de Ingeniería, “porque era demasiado gasto hacer frente a los pasajes de sus padres y su hermana”, contó el joven que sabe del orgullo que siente su familia por sus logros académicos.
Primer graduado de la familia
“Mi mamá (Claudia) es maestra de primaria y mi papá (Gerardo) se desempeñó en varias actividades, trabajó como operario en un aserradero, en olerías, de todo un poco, siempre rebuscándose”, contó quien es el primer graduado universitario de su familia.
Fernando obtuvo un promedio de 9,47 en Ingeniería Electrónica “la cursé en los cinco años en que está pensada la carrera y terminé de rendir todas las materias y la tesis en cinco años y ocho meses”.
Para poder recibirse tan solo ocho meses después de terminar de cursar, Fernando obviamente se dedicó exclusivamente a estudiar “recién cuando me recibí comencé a trabajar, de hecho me inserté laboralmente en el sector industrial (Bolsaplast) y estoy muy entusiasmado, recientemente la empresa me envió a capacitarme en mantenimiento a Brasil”.
Sus años como estudiante
Oriundo de Puerto Rico, Fernando nació en el año 2000 y tiene una hermana menor. “Provengo de una familia trabajadora donde nunca sobró el dinero, por lo que mis viejos hicieron un gran esfuerzo para que pueda ir a la Universidad y que no tenga que trabajar durante mi formación. Por eso, yo también hice muchos sacrificios a lo largo de estos años hasta llegar a mi objetivo, que era recibirme”.
Confió que su prioridad fue ir aprobando las materias, “no tomar nada a la ligera, ir a todas las cursadas, regularizar todo… y obviamente muchas veces tuve ganas de salir o hacer otras cosas pero si había un parcial o un final a la vuelta de la esquina representaban un peso más importante y había que sentarse, estudiar y pasar noches de estrés”.

Fernando confió que su familia “está muy orgullosa, no solo por los premios (además de la distinción de la Academia Nacional de Ingeniería, obtuvo la medalla de oro al mejor promedio de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Misiones) sino porque me recibí de ingeniero”.
Oportunidad
Destacó su agradecimiento a la Universidad Pública y Gratuita “si hubiera sida paga, seguramente no habría tenido la oportunidad de estudiar ingeniería”.
Recordó que el primer año de la carrera lo hizo en Puerto Rico “tuve mucha suerte porque estaba habilitada la extensión áulica en mi localidad y eso me permitió ir juntando para comprar mi cocinita, la mesa y lo más necesario porque, en el segundo año de la carrera, me fui a vivir a Oberá con un amigo, con el que alquilamos un pequeño departamento”.
Según confió, sus años en la Universidad marcaron un antes y un después en su vida, “la Universidad te enseña a ver las cosas de una manera distinta, siempre tratando de buscar soluciones y nuevas formas de hacer las cosas para optimizar”.
Los que dejan huellas
Consultado sobre su percepción del ajuste en la educación universitaria, Fernando confió que, como estudiante, notó el ajuste en las áreas más específicas de la carrera, “donde se redujeron las visitas técnicas, la cantidad de materiales didácticos y maquetas disponibles”.
Aunque el malestar de los docentes por la pérdida adquisitiva de sus haberes es creciente, rescató que “siguen enseñando con ganas a los alumnos”.
Según confió, algunos docentes lo marcaron mucho no solo por su capacidad de enseñar contenidos sino también valores, “como los profesores del área Electrónica en general y los profes Fernando Botteron y Guillermo Fernández, en particular”.






