Valentín tiene apenas ocho meses y lucha día a día desde una cama de terapia intensiva en el Hospital Garrahan. Está en lista de emergencia nacional a la espera de un trasplante de corazón que le permita seguir viviendo. A los seis meses fue diagnosticado con una miocardiopatía dilatada no compactada, una afección poco frecuente cuyo origen aún no pudo determinarse, pero que dañó gravemente su corazón. En redes, el perfil que encabeza la campaña es @uncorazonparavalen.
“El corazón de Valen le quedó grande a este mundo”, dicen sus papás, Ivana y Matías, que llegaron desde Corrientes después de un largo paso por el Hospital Pediátrico provincial. Hoy, la UCI 35 es su hogar temporal, un espacio donde cada día se sostiene entre monitores, juegos cuando la salud lo permite y abrazos cuando la incertidumbre pesa más.
En los días buenos, Valen disfruta de jugar en la cama con su mamá y de reírse con la barba de su papá. “Eso ninguna terapia nos va a quitar”, repiten con ternura. También recuerdan con cariño a las enfermeras correntinas que lo cuidaron al comienzo, y aseguran que ellas “seguro extrañan escuchar la canción del jacarandá todo el día”. Ahora, en Buenos Aires, la música que acompaña la internación suma también a Manuelita, que se volvió parte del repertorio cotidiano.
Mientras tanto, una enorme red de apoyo —familiares, amigos y personas que se fueron sumando a su historia— acompaña la espera con oraciones, mensajes y gestos de amor. “Agradecemos cada oración, buena intención y energía que nos hacen llegar. Nos hace muy bien contar con ese apoyo para luchar”, expresan sus padres, quienes comparten el día a día de Valen para visibilizar la importancia de la donación de órganos pediátricos.
La historia de Valentín es un recordatorio profundo: detrás de cada espera hay una vida que quiere seguir latiendo. Su familia mantiene la esperanza intacta de que pronto llegue ese corazón nuevo y fuerte que le permita continuar su camino.








