La demanda de cal agrícola crece en distintos puntos de Misiones, especialmente entre pequeños y medianos productores hortícolas, tabaco, yerba y banana.
En ese contexto, Soledad Carballo, una emprendedora local tomó la iniciativa de promover su uso y facilitar el acceso a un insumo con el que hasta ahora no se contaba en la provincia y debía ser importado de otras regiones del país o de Brasil.
“Lo mío siempre buscó devolver a la tierra lo que es de la tierra”, resumió la emprendedora en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Carballo es una neuropsicoeducadora que trabajó durante muchos años en áreas apoyo a la inclusión y que, a partir de una inquietud personal, inició una investigación que la llevó al mundo de los minerales del suelo y a su estrecho vínculo con la calidad de los cultivos.
A lo largo de la charla, explicó que el punto de partida fue académico: “Mi inquietud fue preguntarme por qué en pleno siglo XXI cada vez más niños eran diagnosticados con diversos trastornos. Eso me llevó a investigar y llegué a la raíz: la tierra de los cultivos está tan degradada que enferma” .
“Uno de los grandes factores es la falta de minerales esenciales en la tierra utilizada para la producción de alimentos y otros productos”, resaltó la emprendedora Soledad Carballo.
De allí surgió su interés por la cal agrícola, un producto que se extrae de canteras de piedra caliza y que, según explicó, contiene minerales capaces de “restaurar la tierra desde adentro”.
El giro hacia el emprendimiento se consolidó cuando accedió a estudios de laboratorio. “Cuando vi los análisis de tierra inutilizada, pero restaurada completamente con cal agrícola, decidí impulsar su uso aquí”, contó.
Hoy, si bien Misiones no produce cal agrícola en cantidad notable, sí desarrolla esta actividad a través de la producción de rocas para triturados pétreos (que incluye basalto, granito y caliza).
“Como era más común en otras regiones, antes debía importarse de Brasil, de Mendoza, del Sur o de Córdoba. Acá lo que más tenemos es el basalto para hacer harina de roca, que es una alternativa sostenible y efectiva para mejorar la calidad del suelo y aumentar los rendimientos de los cultivos”.
El producto llega en diferentes granulometrías, pero la emprendedora destacó una en particular: “La mejor cal agrícola es la que parece tipo yeso, finita, que penetra más profundo en la tierra. No hace falta remover; con la primera lluvia ya baja. Pero, además, la cal agrícola protege a las plantas de la sequía”.
Además, su aplicación ofrece múltiples beneficios: mejora la estructura del suelo, aporta minerales y actúa como barrera natural contra hormigas.
La demanda se concentra hoy en zonas productivas de la provincia. “Las localidades que más se están volcando a su uso son El Soberbio, San Vicente y Oberá”, detalló.
En la primera, la utilización está ligada a las plantaciones de banana; y en la zona centro y Alto Uruguay, al tabaco. “No importa el cultivo: restaura el suelo para yerba, tabaco, té… todo lo que plantes mejora”, aseguró Carballo.






