El mercado laboral argentino volvió a mostrar señales de retroceso en agosto, en un contexto de estancamiento económico que golpea al empleo asalariado en casi todas las jurisdicciones del país. Según el último informe de la Secretaría de Trabajo basado en datos del Sistema Integrado Previsional Argentino, desde noviembre de 2023 se perdieron 223.796 puestos registrados, una caída que confirma un deterioro sostenido durante los últimos meses.
En agosto, el total de trabajadores registrados alcanzó 10,05 millones de personas con empleo asalariado entre el sector privado, el sector público y el servicio doméstico. El mes cerró con una baja del 0,1 por ciento, lo que implicó 13.062 empleos menos que en julio. El retroceso se verificó en todas las categorías, con una disminución del 0,2 por ciento en el sector privado y del 0,1 por ciento tanto en la administración pública como en casas particulares.
El único segmento que mostró un crecimiento marginal fue el de trabajadores independientes, con un aumento del 0,1 por ciento, impulsado principalmente por 5.500 nuevos monotributistas. Sin embargo, ese avance fue parcialmente compensado por la reducción de autónomos y monotributistas sociales.
En perspectiva interanual, el panorama se vuelve más adverso. El empleo asalariado retrocedió 0,4 por ciento respecto de agosto de 2024, con 37.100 trabajadores menos, y el derrumbe más fuerte se observó entre los monotributistas sociales, cuya cantidad cayó 62 por ciento debido a modificaciones normativas.

El investigador del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma, Luis Campos, advirtió que la dinámica del sector privado “es preocupante”. Explicó que, tras una débil recuperación en el segundo semestre de 2024, el rebote se detuvo en los primeros meses de 2025 y desde junio comenzó “una nueva fase de destrucción”. Campos sostuvo que, comparado con agosto de 2023, el país tiene 177.648 asalariados menos y que los niveles actuales se ubican por debajo de los de 2015.
En cuanto a los sectores, solo Pesca, Hoteles y Restaurantes y Suministro de electricidad, gas y agua lograron aumentar empleo en agosto. El resto mostró caídas, con especial impacto en intermediación financiera, minería, construcción, actividades inmobiliarias, industria manufacturera y servicios sociales y comunitarios.
Dentro de este panorama, Misiones aparece entre las provincias con mayor pérdida de empleo en la comparación interanual, con una caída del 2,5 por ciento, según el informe oficial. La provincia se ubicó en el grupo de jurisdicciones que sufrieron retrocesos junto con Santa Cruz, Chubut, Salta y La Rioja. A su vez, solo doce provincias lograron crecer en la comparación anual, lo que evidencia un mapa laboral fragmentado y con fuertes contrastes regionales.
A nivel nacional, la situación más grave se registró en Santa Cruz, que perdió 8,9 por ciento de sus asalariados formales. En el extremo opuesto, Formosa, San Juan, Tierra del Fuego y Jujuy fueron las que mostraron avances más notorios.
Un informe del IERAL de la Fundación Mediterránea aportó un marco adicional al señalar que, durante la última década, la generación de empleo formal pasó a depender de “shocks transitorios”, mientras que la baja productividad, los altos costos no salariales y la rigidez normativa llevaron a las empresas a postergar contrataciones y recurrir a reemplazos tecnológicos o tercerizaciones. Esta tendencia consolidó un mercado laboral cada vez más dual y con menor estabilidad para amplios sectores.






