Mara, una de las participantes del proyecto textil “Menos es Más”, se convirtió en la primera egresada del programa Invictus en lograr empleo formal tras recuperar su libertad. Hoy trabaja en el taller de diseño Kukuipa, en Encarnación, y su historia sintetiza el sentido más profundo de ese programa: acompañar, capacitar y abrir caminos para la reinserción social.
Menos es Más tiene lugar en la Unidad Penal 5 de Mujeres, a cargo de la Fundación Misionera Gaia, que además concretó la creación de la primera Red Amiga en la ciudad de Encarnación, gracias a la articulación con la diseñadora y empresaria Liliana Díaz, quien recibió a Mara en su local.
“Es un logro importantísimo porque es nuestro primer caso de éxito”, aseguró en diálogo con PRIMERA EDICIÓN Angelina Ifrán, coordinadora general del programa Invictus y secretaria de la Fundación Gaia.
“Poder lograr la reinserción laboral de una de las alumnas egresadas del programa es una alegría enorme. Además, tiene un valor agregado porque se dio de manera internacional”, agregó Ifrán.
Reinserción segura
El programa Invictus funciona como un dispositivo de acompañamiento y formación dentro del tratamiento penitenciario. A través de la propuesta, la Fundación Gaia incorpora herramientas a los programas de formación que ofrece el Servicio Penitenciario.
La iniciativa contiene distintos proyectos. Entre ellos, el programa textil “Menos es Más”, que se dicta en la Unidad Penal 5 desde 2023 y brinda capacitación en diseño, moldería y confección textil a las internas.
“El nivel de exigencia es alto. Cada año se inscriben alrededor de 30 o 35 alumnas y terminan egresando unas siete u ocho”, explicó Ifrán. El trayecto cuenta con dos etapas, una centrada en el diseño y confección, otra en la costura.
De allí surgió la historia de Mara, oriunda de Encarnación, que se formó durante un año, egresó y al año siguiente volvió como mentora de nuevas participantes. Al recuperar su libertad, la Fundación acompañó su regreso a su ciudad natal y generó una articulación con la empresaria Liliana Díaz, quien la incorporó a su taller especializado en prêt-à-porter femenino.
“Ella recuperó su libertad y ahora ya está inserta en la sociedad, con las herramientas que obtuvo dentro de ese proceso de encierro, creemos que va a ser un resultado increíble su reinserción social”, destacó Ifrán.
Actualmente, otra interna, Carolina, también finalizó el trayecto de formación del programa y se encuentra en proceso de revinculación familiar para luego avanzar hacia su inserción laboral.
“Nos parece fundamental respetar esos tiempos, porque reconstruir el lazo familiar también forma parte de la reinserción”, explicó la coordinadora.
Para Ifrán, el impacto del programa se mide a nivel colectivo, pero inicia con las transformaciones cotidianas que observan en los participantes de cada línea de trabajo.
“Nos conmueve y nos mueve a realizar estas acciones, a golpear las puertas que sean necesarias, porque nosotros, que estamos ahí con ellos en ese proceso, vemos la voluntad que tienen, que quieren mejorar y salir adelante, quieren esa segunda oportunidad”, aseguró.









