Con seis testigos se cerró este jueves la octava audiencia y tercera semana de juicio oral a los seis policías provinciales acusados de torturar y matar al albañil Carlos Raúl Guirula (33) durante la madrugada del 19 de julio de 2014 detenido en un hotel transitorio de esta capital.
La jornada ante el Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial, integrado por los jueces Augusto Gregorio Busse, Fernando Luis Verón y Miguel Mattos, se destacó por el relato de efectivos del Comando Radioeléctrico y de la comisaría Decimotercera que estuvieron investigados e imputados en la causa, pero fueron desvinculados con el paso de la evolución del expediente, que encabezó el hoy exjuez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo y la fiscal respectiva, Amalia Benedicta Spinnato.
La lista de testimonios se abrió con dos testigos solicitados por el fiscal del TP-2, Vladimir Glinka, y fueron el chofer y un enfermero de la ambulancia que fue llamada para asistir e intentar resucitar a la víctima de los golpes que recibió cuando fue detenido y durante el traslado desde el motel de la avenida Andresito y Santa Catalina, hasta la comisaría Decimotercera.
Los dos testigos recordaron que observaron el cuerpo en el piso del patio trasero de la seccional, apoyado boca arriba contra los escalones del mástil. Estas precisiones marcarían la hipótesis que el cuerpo de Guirula fue sacado de la caja de la patrulla, una camioneta Toyota Hilux y arrastrado ya sin vida para ser colocado en ese sitio y luego se habría lavado dicha caja del transporte, presuntamente para borrar evidencia.
Un suboficial de guardia de la Decimotercera declaró luego y admitió que recibió el llamado desde el motel pidiendo ayuda los empleados porque uno de los pasajeros se encontraba en estado violento y se negaba a pagar parte de lo que habrían consumido como bebidas (una botella de whisky por 104 pesos).
Entre los policías que fueron imputados y luego desvinculados de la acusación durante los once años y cuatro meses transcurridos, declaró un suboficial que integraba una patrulla del Comando Radioeléctrico durante la madrugada del ataque a Guirula. Acompañaba a Lucas Nahuel Saravia Allosa, uno de los seis acusados y cuando oyeron el pedido apoyo por radio de la oficial de la comisaría Decimotercera, Lourdes Tabárez, acudieron al motel.
Manifestó que al llegar vio alterada a Tabárez: “Estaba muy nerviosa, no recuerdo qué decía pero estaba como con mucha adrenalina la señora”.
Sostuvo además que su compañero de patrulla, Saravia Allosa, tenía un aerosol con gas pimienta y se lo arrojó en el rostro a Guirula porque se encontraba “alterado, gritaba e insultaba”. Pero también reconoció que ya estaba esposado por la espalda cuando llegaron y que se resistía a subir a la camioneta.
Otro suboficial de servicio para el Comando Radioeléctrico que participó en el operativo, José Bogado (eximputado) coincidió en que notó alterada a la oficial Tabárez, que la vio patear al detenido en el pecho, lado izquierdo, en el piso boca abajo en el motel y ya reducido por completo.
Además recordó que observó a Saravia Allosa rociarle gas pimienta a Guirula cuando forcejeaba para no ser trasladado. Pero agregó que lo hizo luego que Ricardo Escobar, otro de los encartados en debate, dio la orden al ver que Saravia tenía el gas en la mano.
De acuerdo a la reconstrucción del hecho y la elevación a juicio del expediente, Bogado subió a la caja de la camioneta de la Decimotercera junto a tres camaradas, para mantener reducido a Guirula en el traslado a su alojamiento y detención.
Ubicó en el espacio reducido a Ricardo Escobar sobre la espalda de la víctima, a Saravia en el costado derecho, en el izquierdo a Carlos Da Silva, también en el banquillo hoy de los imputados, y detrás apoyado en la tapa de la Toyota.
Dijo además que durante el viaje hacia la comisaría le pidió a Escobar que se bajara de la espalda de Guirula y que no recordaba si vio que Saravia hizo lo mismo y hasta le dio un codazo cerca de la cabeza para que se bajara y dejara de saltarle encima al detenido, boca abajo y esposado.





