Hay artistas cuyas obras se reconocen no solo por lo que crean, sino por la energía que transmiten al hacerlo. Laura Zapata, chaqueña de Resistencia, es una de esas creadoras que no conciben el arte como un territorio cerrado, sino como un espacio en movimiento constante. Artista, docente y referente nacional de una marca muy reconocida en el mercado de productos para artistas, su vida entera gira en torno al color, la materia y la enseñanza, tres pilares que se entrelazan en una práctica donde la pasión y la dedicación son evidentes.
Su taller es un laboratorio de ideas. Allí, entre pinceles, pigmentos, texturas y soportes diversos, Laura investiga, experimenta y combina técnicas con la naturalidad de quien confía en la intuición tanto como en la experiencia. Su versatilidad le permite desplazarse entre disciplinas y lenguajes plásticos sin perder coherencia: un día puede estar trabajando una pieza en acrílico sobre madera, y al siguiente explorando transparencias en resina o trazos expresivos en acuarela. Esa diversidad no es casual; forma parte de su esencia como artista que entiende el aprendizaje como un proceso que nunca se detiene.
Como docente, Laura lleva esa misma actitud a sus clases. Quienes la conocen destacan su mirada generosa y su manera de transmitir entusiasmo por el hacer. Enseña técnicas, sí, pero sobre todo impulsa a que cada persona encuentre su propia voz dentro del arte. En sus talleres, la práctica manual se convierte en una forma de autodescubrimiento; el error no se castiga, se observa, se aprende de él. “Cada trazo tiene algo que decir”, suele repetir, recordando que el arte no siempre busca la perfección, sino la verdad de quien lo realiza.
Su vínculo con el mundo de los materiales artísticos la llevó a convertirse en referente de una marca líder en el país, rol que la coloca en contacto con otros artistas, talleres y comunidades creativas. Desde allí, comparte su conocimiento técnico, prueba nuevos productos, impulsa demostraciones y acerca herramientas a quienes recién comienzan. Esa tarea, que combina la sensibilidad artística con la curiosidad científica, le permite tender puentes entre la práctica y la materia prima, entre la idea y su posibilidad de ser.
En Laura conviven la precisión de la artesana, la imaginación de la artista y la vocación de la maestra. Su trabajo no se limita a un soporte o a una estética determinada: cada obra es una exploración nueva, un diálogo entre materiales y emociones. En muchas de sus piezas se percibe una mirada poética sobre lo cotidiano, una atención especial por las pequeñas cosas: un reflejo de luz, un gesto, una textura que se transforman en detonantes visuales para nuevas composiciones.
Hablar de Laura Zapata es hablar de una artista que se reinventa sin cesar, que abraza la enseñanza como una forma de multiplicar el arte y que encuentra en cada nuevo desafío la oportunidad de seguir aprendiendo. Su camino, lleno de experimentación y entrega, muestra que el arte no se agota en el resultado final, sino que vive en el proceso, en ese instante donde la idea y la materia se encuentran y algo empieza a cobrar vida.
Desde Resistencia al resto del país, Laura lleva consigo la certeza de que el arte es una forma de conexión profunda con los otros, una manera de compartir lo que nos habita. Y en su caso, esa certeza se traduce en cada gesto, en cada color y en cada palabra que invita a crear.
Claudia Olefnik
Artista plástica
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