En diciembre de 1983, el retorno de la democracia traía a la Argentina un nuevo contexto político que abría la posibilidad de repensar el sistema educativo, afectado por la crisis y los años de dictadura.
Misiones no fue la excepción. Los altos índices de población rural, las escuelas escasas y de difícil acceso, además de una infraestructura afectada por la desinversión, convirtieron el desafío educativo de esos años en una tarea monumental para garantizar el acceso al conocimiento.
La respuesta a ese desafío surgió pocos meses después, en octubre de 1984, cuando una ley votada de manera unánime y un grupo de trabajadores -de lo que más tarde sería la teleducación misionera- dieron forma a una idea pionera en la región y el país: enseñar a través de los medios de comunicación.
Así nació el Sistema Provincial de Teleducación y Desarrollo (SiPTeD) de Misiones, y Ana Zanotti, documentalista e integrante del primer equipo audiovisual de ese proyecto, recordó entrevistada por PRIMERA EDICIÓN ese momento de creatividad naciente, de intentos y aprendizajes en el proceso de “aprender a contarnos” que dio origen a un nuevo paradigma educativo y audiovisual en la provincia.
Salvar distancias educativas
El SiPTeD nació en octubre de 1984 por medio de la Ley 2161. En aquel entonces, la radio y la televisión eran principalmente medios de información y entretenimiento, pero esta propuesta buscaba vincularlos a la educación.
Desde sus inicios, el SiPTeD buscó fortalecer el sistema de la educación formal, en una provincia atravesada por dificultades de dispersión geográfica y altos índices de ruralidad (un 70% de la población vivía en ese entorno).
Pero también impulsó la educación abierta, una segunda línea de trabajo que, explicó Zanotti, fue la más prolífica, porque además de aportar el componente comunitario al modelo educativo, “marcó el comienzo del documentalismo en Misiones”, aseguró.
En ese entonces, los equipos audiovisuales, radiales y gráficos del SiPTeD salieron a terreno y se formaron aprendiendo a contar la vida cotidiana, los saberes populares, las fiestas y tradiciones que guardaban los caminos de inconfundible tierra roja.
“Producíamos nosotros esos relatos o historias audiovisuales de lo que la gente sentía, quería, necesitaba, en muchos casos eran una cosa más relacionada con lo que es aprender a hacer y por el otro lado a expresarte a partir del qué sos, del ¿cómo somos?”, rememoró Zanotti. Durante varios años, trabajaron para formar identidad desde la escuela y el teleclub, enfocándose en “lo social, lo comunitario, lo agrario, que tenía mucho que ver con lo que la provincia era y sigue siendo todavía”, destacó la documentalista.
Los años pasaron y la historia del SiPTeD continuó atada a los avatares políticos de Argentina. Cambió de rumbo y de objetivos, su semillero de productores tomó vuelo, pero para Zanotti, “el aporte persiste hasta hoy”.










