Después de seis jornadas de exposiciones, la Feria de Educación, Artes, Ciencias y Tecnología se despidió de Posadas con el cierre de sus dos primeras etapas en la instancia nacional, en las que estudiantes de todo el país expusieron proyectos educativos sobre matemática y arte.
En cada eje participaron más de 80 trabajos de cuatro niveles educativos, que representaron a 22 provincias del país. La creatividad fue la protagonista en cada stand, con propuestas que pusieron a prueba los conocimientos aprendidos en el aula a través de la resolución de problemas de la vida cotidiana o relaciones innovadoras con contenidos de otras áreas.
Pero sin dudas la sorpresa del evento fue la respuesta del público a la invitación de la feria, abierta a toda persona que quiera acercarse a conocer los proyectos y aquello que los estudiantes y docentes podían contar sobre sus trabajos, que en muchos también hablaban de la historia de sus escuelas, sus familias y comunidades.

Desde la apertura, en horarios de siesta y hasta el último día de exposiciones, la multitud que colmó los pasillos de la Feria de Ciencias mostró no solo el potencial de convocatoria del evento educativo, sino también cuánto moviliza lo que sucede en las escuelas.
Hace unas semanas ocurrió un fenómeno similar con el streaming del CONICET, y la conclusión puede ser la misma: la comunicación de la ciencia y el conocimiento, producidos en un aula o en un laboratorio, no deja de interesar al público.
La pasión por aprender se contagia y persiste aún en contextos desfavorables y de cuestionamiento a la inversión en educación, ciencia y tecnología desde las políticas públicas.

PRIMERA EDICIÓN dialogó con dos de las seis propuestas ganadoras del último eje en la provincia, el de Arte: “El agua que camina”, proyecto misionero del nivel primario en educación especial proveniente de San Javier, y “Taki Kakan” del nivel secundario, representante de Catamarca.
Camino de desafíos
Liz Pereira Gómez fue una de las docentes a cargo de “El agua que camina”, una propuesta para aprender sobre la formación de colores secundarios en la modalidad de educación especial, que trabajó junto con sus 11 estudiantes. En la feria, acompañó con su colega Romina Márquez a los dos expositores Gabriel y Candela, ambos de 8 años.
Sobre el proceso en el aula, la maestra contó: “Primero escribimos, trabajamos sobre papel, pintando y mezclando los colores. Fuimos probando y ver el proceso, cuando realmente el agua iba pasando y formando los colores que se unen en los vasos, para ellos fue fantástico”.
Y luego llegaron las instancias de la feria, que permitieron a los chicos poner en palabras su propia experiencia: le contaron a sus evaluadores y visitantes qué aprendieron sobre los colores, pero también practicaron sus saludos y presentaciones, indicaron en las fotos que iban a la escuela y quiénes eran sus amigos, lo que llevó detrás una tarea de repaso diario, contó la maestra.

Activar memoria e identidad
Claribel y Jeremías fueron los expositores de “Taki Kakan”, proyecto de la Escuela Secundaria de Arte Especializada 2 de Pomán, Catamarca.
El nombre del trabajo significa “Canta en Kakan” y hace referencia a una lengua de los pueblos originarios de su localidad, que con el paso del tiempo y por el proceso de colonización (tanto inca como español) se fue perdiendo y los estudiantes de sexto año buscan revalorizar.
Para llevar adelante el proyecto, los chicos entrevistaron a un cacique local y se interiorizaron acerca de la cosmovisión de ese pueblo originario. Compusieron la base musical, la letra y filmaron un videoclip para su canción, titulada “¿Con qué derecho?”.

“Queremos a través de la música difundir más sobre la lengua kakan, darla a conocer y que la gente, los jóvenes, se interesen más, que se valorice nuestra lengua, que muchos piensan que es el quechua, pero en realidad es el kakan”, explicó Claribel.
En el camino, varios estudiantes de otros cursos e instituciones se sumaron a la iniciativa, que dio lugar a otros proyectos, como una obra de teatro en lengua kakan que desarrollaron junto al profesorado de teatro local.
Y el interrogante que sirvió de punto de partida para cada trabajo fue una invitación para los chicos, y luego para el público asistente, a conocer el propio entorno, las historias y los problemas que atraviesan comunidades, y a intentar, desde la curiosidad y el trabajo en equipo, darles respuesta en el aula.









