En el marco del Día Internacional de la Dislexia, la especialista Myrian Báez dialogó con FM 89.3 Santa María de las Misiones sobre la importancia de detectar a tiempo esta condición y garantizar un entorno educativo inclusivo.
“La dislexia no debe verse como una imposibilidad, sino como una oportunidad”, remarcó Báez, quien explicó que se trata de una condición de origen biológico que hace que el cerebro procese la lectura y la escritura de manera diferente. “No significa que no lean, sino que les lleva más tiempo y esfuerzo que a una persona neurotípica”, aclaró.
“Son cognitivamente sujetos neurotípicos y que tienen un promedio intelectual como cualquier persona en su franja etaria y que sin embargo, a pesar de todas las insistencias, a pesar de asistir a clases, a pesar de exponerse horas y horas a un tratamiento, a intervenciones pedagógicas externas a la escuela, a pesar de todo no logran superar estas dificultades en cuanto a la lectura“, continuó.
La magíster señaló que el sistema educativo aún tiene desafíos pendientes. “Falta preparación, falta que la formación del docente esté acorde a estas necesidades actuales. Hablamos de dislexia, que es un trastorno invisible, que entre el 5 y el 10% de los estudiantes en cada escuela, hay que hacer ese cálculo y seguro tenemos dos o tres sujetos con esta condición, a veces con diagnóstico y muchas más veces sin diagnóstico“.
“Entonces son estudiantes que cursan, que son inteligentes y que tienen posibilidades de aprender muchísimo, pero que si el entorno no conoce, no está informado, no puede prepararse para la educación inclusiva que venimos soñando desde hace tanto tiempo“, agregó.
La especialista señaló que muchas veces las propias familias terminan estigmatizando a los niños con esta condición “pensando que su hijo es vago, que no quiere aprender, porque en otras cosas es inteligente: ‘dale una tablet, un teléfono y son brillantes’. Justamente de eso se trata, de buscar otras maneras, de enseñar de otras formas, de acercar el conocimiento donde sí pueden florecer, donde sí pueden decir: ‘Aquí estoy, esto soy, esto es lo que puedo dar’“, explicó.
Báez también alertó sobre las consecuencias emocionales de la falta de acompañamiento. “Exponerlos a leer en voz alta frente a sus compañeros puede ser devastador, esto es crucificar a un estudiante que tenga esta condición directamente. Los deja expuestos al bullying y les baja la autoestima”, dijo.
Y añadió: “Es por eso que después necesitamos acompañar desde otros ámbitos, no solamente desde lo pedagógico, sino desde lo emocional, porque realmente llegan a un punto en que sienten que no pueden más y que no sirven para nada. Esto es lo más triste, cuando alguien, a pesar de tener un montón de condiciones para brillar, no lo puede hacer, porque no hay nadie que tenga el encendedor ahí cerca“.
“No solo debemos pensar en el 8 de octubre como un día para visibilizar estas problemáticas, sino pensar todos los días, porque detrás de un sistema que no puede acompañar con este fósforo, perdemos a una persona, perdemos a un estudiante, que deja de estudiar, que deja de inscribirse en carreras donde tal vez puede ser un genio“, reflexionó.
Por otro lado, destacó la importancia de usar la tecnología como aliada, con audiolibros, lectores digitales y evaluaciones orales, así como la figura del “acompañante lector”, que en otros países ya es parte del sistema educativo.
Finalmente, Báez llamó a prestar atención a las señales tempranas desde los tres años: dificultades en el lenguaje, en recordar secuencias como los días de la semana, problemas de coordinación o de ritmo. “Cuanto antes se detecte, mejor se puede acompañar. Falta un paso para que el acompañamiento escolar sea óptimo, pero es un paso fundamental que debemos dar a tiempo”, concluyó.








