Todos tenemos deseos, algo que nos gustaría alcanzar, y hasta hemos ideado el “cómo”, pero en la vida real, a veces, las cosas no suceden como las planeamos.
En ocasiones podemos sentir que por mucho que hacemos o deseamos, las cosas no suceden como las imaginamos, pero si no renunciamos, si ponemos en manos de Dios, surgen caminos inesperados.
Todo está en movimiento, y cualquier cosa puede ocurrir, dar un giro inesperado, y cambiar nuestro presente.
Todo camino inesperado, aparece cuando de verdad queremos algo, hacemos foco en eso y hemos aceptado que solo una parte depende de nosotros.
Entender que somos un equipo con Jesús o el universo o como deseen llamarlo, es saber que Él está al mando, y muchas veces sus planes, sus tiempos y su forma de lograrlo, no es la misma que imaginamos. Pero nada de lo vivido ha sido en vano, todo es preparación y aprendizaje para poder vivir plenamente lo que estamos deseando.
Tener presente esto, nos ayuda a extraer el aprendizaje de cada experiencia y a no desanimarnos por no conseguir lo que tanto anhelamos.
Confiar en que no estamos solos, creer en el poder supremo que habita en nosotros, y hacer todo lo que esté a nuestro alcance, es la clave.
Nosotros ponemos la fe y la acción para hacer todo lo que está en nuestro campo, Jesús hace su parte, planificando, abriendo caminos inesperados, acercando a las personas correctas.
Los caminos inesperados aparecen cuando soltamos el control, cuando hacemos foco en el proceso y no en el resultado.
Cuando nos abrimos a los futuros posibles, aunque en nuestro presente aún no haya indicios, de que sucederán, llamamos a la magia de que ese futuro se haga realidad.
No importa si hoy no vemos el “como”, irá apareciendo, nuestra tarea es tener fe que así será, y ponernos en acción, para hacer todo lo que esté a nuestro alcance.
Cuando elegimos vivir con fe, lo que sea bueno para nosotros, se nos dará.
El domingo pasado fui a misa, tenía en mi cabeza varios frentes sin saber aún como los afrontaría, y como me pasa cuando pienso en algo y abro un libro en una página cualquiera, encontré la respuesta en una de las lecturas: Hebreos 11:1 “Fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
Natalia Moyano
Contadora con corazón de escritora
IG: @marianataliamoyano








