La producción de yerba mate, símbolo cultural y motor económico de Misiones, enfrenta un escenario de doble amenaza. En el presente, la desregulación del mercado tras la eliminación de las facultades del INYM abrió paso a un desorden en los precios, con secaderos pagando por debajo de los $200 por kilo de hoja verde.
En paralelo, un estudio científico advierte que en menos de seis décadas la provincia podría dejar de tener condiciones climáticas para producir este cultivo estratégico.
Un futuro en riesgo
El trabajo publicado en la International Journal of Biometeorology bajo el título “Zonificación Climática de la Yerba Mate y Proyecciones de Cambio Climático: Un Enfoque CMIP6” anticipa que, en tres de cuatro escenarios proyectados hacia 2081-2100, Misiones perdería la aptitud para cultivar yerba debido al aumento de las temperaturas y a la disminución de las precipitaciones.
Los investigadores remarcan que la planta requiere un equilibrio frágil: temperaturas medias de entre 21 y 25 grados y lluvias mínimas de 1.200 mm anuales. La alteración de esas variables desplazaría la frontera productiva hacia el sur de Brasil y Uruguay, donde las condiciones serían más favorables.
La urgencia y la estrategia
La advertencia científica se superpone con un presente convulsionado. La eliminación de los precios de referencia fijados por el INYM dejó a los productores familiares expuestos a la presión de los grandes secaderos y molinos, en un contexto de caída del consumo interno y apertura de importaciones.
Hoy el problema es la rentabilidad inmediata. Pero el trabajo académico advierte que, aun cuando el mercado se estabilice, el riesgo climático puede hacer inviable la producción en la tierra roja hacia fines de este siglo. El dilema de Misiones es, entonces, doble: cómo sostener a sus productores en la coyuntura y cómo prepararse para un futuro donde las condiciones naturales podrían no acompañar.
Debate económico y cultural
La yerba mate no es solo un cultivo: es parte de la identidad cultural misionera y una de las principales fuentes de empleo directo e indirecto. Perder competitividad por efecto del cambio climático significaría también un golpe social y simbólico para la provincia.
El informe científico insiste en la necesidad de políticas de adaptación y mitigación. Ello incluye investigación en variedades más resistentes, manejo sostenible del agua, nuevas tecnologías de cultivo y, sobre todo, una planificación estratégica.
Lo que está en juego
Mientras los productores reclaman precios justos y la restitución de las facultades del INYM, la ciencia recuerda que el futuro de la yerba no está asegurado. La pregunta que se abre es cómo ir más allá de la coyuntura inmediata y pensar también en la continuidad de las próximas generaciones.
En Misiones, hablar de yerba mate es hablar de identidad, de economía y de soberanía. El presente exige resolver la crisis de precios, al mismo tiempo que el futuro reclama políticas frente al cambio climático. Ambas dimensiones, la coyuntural y la estructural, se entrelazan en un desafío histórico.





