La deuda soberana en dólares de Argentina volvió a desplomarse este jueves, con caídas que llegaron al 10% en algunos títulos, mientras el riesgo país superó los 1.400 puntos básicos en un mercado que se mantiene en alerta.
La rueda comenzó con una marcada presión vendedora sobre los bonos bajo legislación extranjera. El Bonar 35 retrocedió 10% y se ubicó en torno a 45 dólares, el AE38D cayó 9,4% a 47 dólares y el Bonar 41 perdió 9% para cerrar en 43 dólares. En algunos casos, las pérdidas acumuladas superan el 26% en el último mes.
La debilidad de las reservas, la tensión cambiaria que obligó al Banco Central a intervenir con ventas y el creciente ruido político luego de nuevas derrotas del oficialismo en el Congreso figuran entre los factores señalados por operadores como detonantes de la caída.
La aversión al riesgo argentino también golpeó al mercado accionario. El S&P Merval bajó 6% con descensos generalizados. Entre las principales bajas se destacaron Transportadora de Gas del Norte (-10,5%), Transener (-10,2%), Metrogas (-9,1%), Banco de Valores (-8,5%) y Sociedad Comercial del Plata (-8,4%).
En Wall Street, los ADRs de compañías argentinas también cerraron con fuertes retrocesos. Banco Supervielle cayó 10%, Banco Macro 8,9%, Edenor 8,3%, Grupo Financiero Galicia 8% y BBVA 7,9%.
El retroceso simultáneo de bonos, acciones y ADRs refuerza la percepción de un mercado desconectado del contexto internacional. Mientras la decisión de la Reserva Federal de recortar la tasa de referencia generó flujos positivos hacia los emergentes y elevó la deuda de países vecinos como Brasil y Chile, los títulos argentinos siguieron en baja.
El riesgo país, medido por el EMBI+ de J.P. Morgan, subió 162 unidades y se ubicó en 1.408 puntos. El salto refleja la desconfianza de los inversores respecto a la capacidad del Gobierno de sostener su programa fiscal tras el rechazo en Diputados a una serie de vetos presidenciales y la aprobación de medidas que implican mayor gasto público.
Analistas advirtieron que la combinación de incertidumbre política, fragilidad cambiaria y dudas fiscales vuelve a colocar a los bonos en niveles compatibles con riesgo de default. El mercado interpreta que cada nueva derrota legislativa y cada señal de debilidad del Banco Central se traduce en más ventas, ampliando la brecha con el resto de los emergentes.






