El cuerpo es geometría divina que se hace carne, es un templo geométrico donde las leyes divinas se expresan en forma material.
Un monje benedictino me reveló esta sabiduría, sus ojos ciegos podían ver las formas luminosas que danzan alrededor de cada ser. El aura es la geometría sagrada de la vida expresándose en patrones de luz.
El corazón late según la espiral áurea, como las Galaxias, los pulmones se expanden como la geometría del octógono sagrado como flores que se abren al Sol, el cerebro vibra en fractales cristales, el hígado pulsa en geometría hexagonal, los riñones filtran en ondas sinusoidales. Al trazar conscientemente estos patrones en tu cuerpo, das órdenes precisas para que se reorganicen según la geometría divina, al visualizar las formas perfectas fluyendo en tus órganos restauras la arquitectura de tu templo viviente.
La enfermedad es materialización de geometría imperfecta que ocurre al experimentar traumas emocionales, la salud es geometría perfecta y tú eres el arquitecto que puede restaurar la belleza matemática de tu templo.
Caso 4, Fridek sufría parálisis progresiva y su 1er síntoma apareció cuando su padre lo desheredó. Vi que los patrones geométricos que debían fluir en espirales perfectas desde su columna estaban fragmentados.
RESTABLECIMIENTO GEOMÉTRICO. Cada día 1h al amanecer debía:
1º Visualizar tu columna como una escalera de luz dorada que conectaba la Tierra con el cielo, luego imaginar que de cada vértebra emana una espiral perfecta de color azul que se extiende por tu cuerpo.
2º Mientras trazas con tus manos círculos perfectos alrededor del corazón, visualizar como la energía vital se reorganiza en espirales áureas, luego dibuja triángulos sobre tu frente activando los patrones geométricos de la mente superior, por último, traza pentágonos sobre tu vientre restaurando la geometría de poder personal, 3º Respirando decir: “Restauro ahora la geometría de mi templo sagrado, cada célula vibra según los patrones divinos. Mi columna es la escalera de Jacob. Mis órganos son joyas del cosmos, mi sangre fluye según la ley universal”.
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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