Ha llegado el momento de actuar, de poner en práctica en acciones todo ese conocimiento acumulado que ocupa espacio y que al no moverse genera estancamiento.
Estancamiento y obstrucción.
Estancamiento y dependencia, sí dependencia. Pensamos que estamos llenos y que no necesitamos más, pensamos que sabemos y lo acumulado solo nos empaña la visión fresca de lo nuevo. Pensamos demasiado y sentimos poco. Sentimos poco y nos anestesiamos. Nos anestesiamos y quedamos apartados del flujo de la vida, y al quedar apartados solo miramos pasar y no actuamos.
Así pasan los días, los años, la vida y por miedo, por estructura, por creer que ya está todo dicho, vamos muriendo un poco más cada día.
Morimos al asombro, morimos a la alegría, morimos a lo nuevo y nos gana la inercia.
Solo en el accionar se vive, no basta con pensar, no basta con saber, no basta, no es suficiente, es en el hacer donde corregimos, corregimos porque nos equivocamos y así, al hacer experiencia nos vamos ampliando, nos vamos transformando nos vamos espiritualizando porque de tanto hacer vamos comprendiendo el porqué de la existencia.
Compartir, dar, amar, vivir, expandirse y volver a comenzar. Igual que en la naturaleza nosotros también estamos en un movimiento constante. Nada nada se pierde, todo podemos transformarlo en amor y experiencia si es que estamos dispuestos a seguir creciendo hasta el último suspiro. No te detengas, no dejes de creer, no dejes de crear y, sobre todo, nunca dejes de amar.
Somos el amor que damos. Así de sencillo, así de simple, así es la grandeza de lo pequeño, así es la grandeza del estar y compartir, tan sencillo que nos pasa desapercibido.
Solo somos momentos de conciencia, no los desaproveches, no te pierdas ni te enredes, busca siempre el ser y la esencia de lo genuino, y si sientes que te pierdes mira el cielo y recuerda, no somos de este mundo solo vinimos a experimentar la única ley. La ley del amor.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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