En los últimos años, la fertilidad se ha convertido en uno de los grandes desafíos de la medicina y de la sociedad. Los especialistas coinciden en que no solo se trata de un problema biológico, sino también social y cultural. La postergación de la maternidad y la paternidad, sumada a factores de salud y de estilo de vida, dibujan un escenario complejo que impacta directamente en las tasas de natalidad en Argentina y en el mundo.
En Misiones, el Hospital Madariaga comenzó con la atención pública en esta área. Desde 2011 cuenta con un programa específico para el diagnóstico y tratamiento de la infertilidad, que hoy funciona dentro del Parque de la Salud. “El hospital cubre el 100% del diagnóstico, tanto en la mujer como en el varón, y brinda tratamientos de baja complejidad. En los casos que requieren fertilización in vitro, se trabaja mediante un convenio con un instituto privado, que asume el procedimiento sin costo para los pacientes sin cobertura social”, explicó el doctor Juan Carlos Hobecker, jefe del Programa de Fertilidad del Parque de la Salud, quien trabaja en conjunto con la Dra. Carolina Goetze, especialista en fertilidad.
Es importante aclarar que en caso de contar con cobertura de salud, las obras sociales tienen la obligación por ley de cubrir hasta tres intentos anuales de alta complejidad.
El problema de “tres tercios”
La infertilidad, lejos de ser un tema exclusivo de la mujer, involucra en igual medida a ambos integrantes de la pareja. Según los especialistas, las causas se distribuyen en partes iguales: un tercio corresponde a la mujer, un tercio al varón y el otro tercio es compartido.
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En el caso de las mujeres, la principal causa está relacionada con la obstrucción o enfermedad de las trompas. En los hombres, la mala calidad seminal es el factor más frecuente. “Esto tiene que ver con el estilo de vida impacta fuertemente en la fertilidad masculina: sedentarismo, exceso de peso, consumo de cigarrillo, drogas y alcohol deterioran la calidad del semen y reducen las chances de lograr un embarazo”, subrayó Hobecker que además aclaró que “el exceso de alcohol no afecta solo a la fertilidad, sino la salud en general”, advirtió el especialista.
El reloj biológico
Uno de los puntos centrales que marcan los especialistas es la relación entre fertilidad y edad. Según el especialista, “la tasa de máxima fertilidad está alrededor de los 25 años. Disminuye a partir de los 35 y lo hace marcadamente después de los 40”.
El dato es contundente, por encima de los 40 años, la tasa espontánea de fertilidad que ronda entre el 20 y 25% mensual cae al 10%, y además se triplica la posibilidad de aborto espontáneo. “Una mujer de 40 años es muy joven para la vida en general, pero ya no lo es tanto para su fertilidad. Por encima de esa edad, la tasa de embarazo espontáneo baja a un 10% mensual y se triplica el riesgo de aborto espontáneo. Eso es algo que muchas veces las parejas desconocen”, agregó Hobecker.
Por este motivo, las recomendaciones varían de acuerdo a la edad. En mujeres menores de 35 años, si luego de un año de relaciones sexuales frecuentes no se logra el embarazo, se aconseja consultar. En mayores de 35, ese plazo se reduce a seis meses, dado que el tiempo de búsqueda es un factor crítico. “Lo que está sucediendo es que la mujer se realiza en su vida profesional, personal y posterga la maternidad”.
Goetze agregó que la presión social y los avances en estética generan una falsa percepción: “Muchas mujeres se ven jóvenes y saludables por fuera, pero los óvulos siguen teniendo la edad biológica real. Los tratamientos de belleza no detienen el paso del tiempo sobre la reserva ovárica”.
El fenómeno de postergar la maternidad
Uno de los grandes fenómenos sociales de este tiempo es la postergación de la maternidad y la paternidad. Cada vez más parejas priorizan su desarrollo profesional, viajes o proyectos personales antes de formar una familia. “Los chicos hoy día no tienen el embarazo ni la paternidad en sus planes. Hay parejas que están juntos años y no se plantean la posibilidad de ser padres”, señalaron.
“Hoy vemos que muchos jóvenes no incluyen la paternidad en sus planes inmediatos. En generaciones anteriores, la maternidad era común antes de los 25 o 30 años; hoy se busca después de los 35, lo que implica un desafío enorme para la medicina reproductiva”, indicó Hobecker.
La criopreservación de óvulos surge como alternativa para quienes desean posponer la maternidad. “Congelar óvulos a los 30 años significa mantener esa edad biológica para el futuro. Si una mujer utiliza esos óvulos a los 40, su fertilidad será la de cuando los preservó”, explicó Goetze.
Asimismo, ante la consulta de esos casos, detalló que en Argentina este procedimiento por motivos sociales aún no tiene cobertura de obras sociales, y requiere afrontar costos particulares”, es decir, los interesados deben abonar sumas mensuales, semestrales o anuales, dependiendo la conveniencia, para mantener el procedimiento vigente.
Consejos y señales de alerta
Los especialistas recomiendan que las parejas se acerquen a una consulta cuando, tras un año de relaciones sexuales frecuentes y sin protección, no logran el embarazo. Si la mujer tiene más de 35 años, ese tiempo se reduce a seis meses. “Que venga a hacer una consulta, hacemos los estudios, vemos si está todo en orden, vemos qué está pasando y aceleramos un poco la búsqueda”.
Además de la edad, los hábitos de vida saludables son clave: mantener un peso adecuado, evitar el consumo de tabaco y alcohol en exceso, y realizar actividad física. “La fertilidad no es solo un tema biológico, es un reflejo del estado de salud general”, remarcó Goetze.
Alta demanda y un equipo interdisciplinario
El Hospital Madariaga de la ciudad de Posadas atiende una alta demanda de consultas vinculadas a la fertilidad, tanto por parejas con dificultades para concebir como por pacientes derivados de otras áreas médicas. “Recibimos, por ejemplo, a pacientes oncológicos que necesitan preservar su fertilidad antes de iniciar tratamientos de quimio o radioterapia”, explicó Goetze. El equipo es multidisciplinario: incluye especialistas en fertilidad, urólogos, genetistas, endocrinólogos, imaginólogos, oncólogos y ginecólogos, lo que garantiza una mirada integral para cada caso.
La baja en las tasas de natalidad es un fenómeno mundial. “Está demostrado estadísticamente que la natalidad descendió. No solo en Argentina, sino en gran parte del planeta. Lo que cambió no es la biología, sino la manera en que los jóvenes ven la vida y proyectan su futuro”, sostuvo Hobecker.
El diagnóstico de infertilidad tiene también un fuerte componente emocional. “Hay mujeres que llegan con la reserva ovárica disminuida porque fueron retrasando la maternidad. Muchas veces recibieron consejos como ‘ya te vas a embarazar’ o ‘comprate un perro’, y eso les hizo perder tiempo valioso”, contó Hobecker.
Estos procesos suelen ser difíciles de afrontar y requieren acompañamiento médico, pero también contención. De allí la importancia del equipo multidisciplinario y del acceso temprano a las consultas.Los turnos pueden solicitarse con derivación de otro médico, de manera presencial o a través de la aplicación AlegraMed. También existen vías de contacto por teléfono y WhatsApp. “Cualquier duda que tengan sobre su fertilidad, que consulten”, recomendaron desde el programa.






