Este 25 de agosto, la Iglesia católica honra a un gran pedagogo al que se recuerda como el Patrono de las Escuelas Cristianas, por su gran dedicación y empeño en la formación de los niños y jóvenes, especialmente en los sectores vulnerables de la sociedad.
San José de Calasanz, fundador de la Orden de las Escuelas Pías, fue el primer evangelizador y educador de los niños, sin distinción de clase social ni religión, generando así el primer sistema educativo gratuito.
Por su gran dedicación y entrega a los pobres, durante los 91 años de vida como educador religioso, el Papa Pío XII lo declaró en 1948 “Celestial Patrono de todas las Escuelas Populares Cristianas”.
Los años de vida de San José de Calasanz (1557-1648) fueron marcados por una verdadera comunión de su experiencia espiritual y pedagógica. Vivió circunstancias históricas, en las que supo discernir la voluntad de Dios y, frente a la necesidad de la educación de los niños más vulnerables de su tiempo, respondió con su vida a la misión de educar y formar a las personas.
Entre las características de su espiritualidad, podemos descubrir una gran sencillez, la disponibilidad y la entrega total. Para San José de Calasanz, todo acto educativo se realiza en el espíritu del amor y el espíritu paternal, “de manera que todos le respeten y amen como al verdadero Padre”.
“Acompañarán a este amor, las virtudes humanas y cristianas necesarias para educar, entre las que este gran Santo enumera la sencillez, la paciencia, la humildad, la pobreza, la pureza de corazón, la alegría, la esperanza, el amor al prójimo, la diligencia”, agrega entre sus textos más conocidos
Aconsejó a los miembros de su comunidad religiosa a vivir una permanente experiencia de oración, en un clima de recogimiento y silencio, experimentando la presencia de Dios en las tareas cotidiana.








