La mayoría de las personas no queremos recordar hechos que nos han dolido, es más, muchos negamos lo que nos dolió a tal punto que lo guardamos sin procesar en el fondo de nuestro corazón.
Escuchas frases como: “¡Para qué recordar lo que nos da tristeza!” o “la vida es corta para estar amargándose con recuerdos tristes”. Y en parte es cierto, pero si tenemos en cuenta que lo que no sanamos lo volvemos a revivir de diferentes formas. Qué necesario es hacernos cargo de lo que hemos vivido, sobre todo aquello que nos ha lastimado y no lo hemos aceptado.
Como una forma de defendernos huimos del dolor y eso mismo hace que la tristeza sea una de las emociones que menos se aceptan y se entienden.
Cuando pensamos en que nos vamos a morir decimos: “De qué vale recordar un evento triste, si no lo vamos a solucionar porque ya pasó”. Y en la lógica seria así, pero leyendo sobre el inconsciente Carl Jung dice:
“Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sean necesarias para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido”.
Pensando esto, sería como si: hasta que no hagamos consciente nuestro dolor o lo que sea que negamos, la vida nos va a seguir trayendo más de lo mismo. Por eso, negar solo es dilatar un problema que está.
Hoy te invito a detenerte, ir hacia adentro de tu corazón y sentir, lo que te dolió, ponéle nombre, reconocélo, aceptá que pasó, podes escribirlo, contarle a alguien, ayuda mucho poner palabras a lo sentido y así transformar el dolor en tu Vida.
Dijo Jung: “Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”. Hoy podés iniciar esa transformación sabiendo que no podemos cambiar lo que sucedió, pero sí cómo vamos a seguir viviendo. Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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