Hay momentos en nuestra vida en que nos sentimos cansados de cuerpo, alma y mente; sentimos que ya no podemos más; es el momento de parar y “reiniciarnos”.
Con el trajín del día a día, nos cuesta detenernos a mirar para adentro, ver si todo lo que estamos haciendo está alineado con lo que queremos ser o estamos sobrecargándonos de tareas que no nos aportan valor.
Las presiones, la prisa, el correr, el no parar, tienen que ver con presiones del afuera y no con una conexión interna, desde la cual decidimos qué hacer y qué no, teniendo en cuenta nuestro propósito.
Cuando nos sentimos agotados, lo mejor que podemos hacer por más que nuestra mente nos incite a seguir sin parar, es detenernos, cancelar citas, parar todo y reiniciarnos.
Esto es así porque cualquier decisión que tomemos o cualquier cosa que hagamos, la estaríamos haciendo desde nuestra desesperación, nuestro cansancio, pero no desde un estado de pleno recursos, que es cuando decidimos alineados a lo que queremos.
Reiniciarnos es la mejor estrategia, no es perder el tiempo, es ganarlo.
Reiniciarnos nos permite esclarecer donde nos encontramos, hacia donde estamos yendo, ver si es la dirección que queremos y tomar las decisiones alineadas a nuestro verdadero propósito.
Reiniciarnos nos permite escucharnos con claridad, callar el ruido del afuera, centrarnos y enfocarnos.
Reiniciarnos nos permite hallar la paz interior, que la locura del afuera muchas veces nos arrebata.
Reiniciarnos implica también poner límites sanos, porque tenemos que decir “no” a pedidos, invitaciones, demandas, para decirnos “si” a nosotros, y tener un encuentro con nosotros mismos.
Reiniciarnos nos permite recargar fuerzas, enfocarnos en lo que queremos y salir adelante desde la paz interior.
Como afirma una frase de autor desconocido: “Casi todo vuelve a funcionar si lo desconectas un momento, incluso Tú”.
Natalia Moyano
Contadora con corazón de escritora
[email protected]








