Marta tiene 60 años y es jubilada. Reside en el barrio Latinoamérica de Posadas, prácticamente frente al club Centro de Cazadores, en inmediaciones a la colectora de la exRuta 213 y calle Saavedra.
Tras perder su trabajo como empleada doméstica, sus hijos reunieron dinero y le armaron un comercio pequeño frente a su domicilio. El objetivo, emprender como comerciante, en este caso vendiendo prendas de vestir.
Fue así que poco a poco fue colocando lo básico, como ser la estructura para poder guardar la mercadería y exhibirla a los clientes, casi todos del barrio, y distintos elementos que necesita un local del citado rubro. Con buen tino, también colocaron una cámara de seguridad dentro del negocio.
Todo iba bien, hasta el pasado sábado a la madrugada, una fecha que será difícil de olvidar para Marta.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, relató que ese día estaba descansando y se hallaba sola en su domicilio.
“Escuché ruidos extraños, me levanté a mirar por la ventana y observé que había movimiento de personas dentro de mi comercio, que está ubicado frente a mi domicilio. Eran las 5. Entonces atiné a prender y a apagar las luces para que vean que hay alguien en la casa, ese día mi hijo que vive conmigo no estaba porque tuvo que trabajar. Se me ocurrió gritarles para que se vayan, pero el movimiento seguía en el local. Entonces me di cuenta de algo importante, si yo estaba gritando y ellos eran más de dos, podían entrar los otros a la casa, atacarme. Además, podía haber cómplices haciendo de campana. Me asusté bastante ante esa posibilidad, por lo que agarré un insecticida, un veneno, para cualquier cosa defenderme de otros ladrones”, contó la jubilada, quien agregó que estaba “como en estado de shock por lo que estaba viendo y para colmo el vecino que es panadero justo ese día no estaba trabajando”.
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“Me estaban desvalijando ante mis propios ojos y me dio mucha impotencia no poder hacer nada. Se llevaron todo, me damnificaron por un millón de pesos en prendas de vestir”, se lamentó.
La mujer radicó la denuncia ante la comisaría Decimoquinta, que inició la investigación e identificó a uno de los ladrones por las cámaras de seguridad. Para entrar al lugar los delincuentes destrozaron un candado.







