Los hechos hablan por sí solos. A un mes y medio de hacerse pública la renuncia del médico oncólogo Ángel D’Annunzio a la dirección del Instituto Misionero del Cáncer (IMC), el equipo de trabajo de esa institución que gestionó por siete años organizó una reunión con pacientes a la canasta para “honrar y agradecer a nuestro exdirector, mentor y fundador, cuyo liderazgo transformó para siempre la oncología en nuestra provincia”.
Mucho se dijo desde el alejamiento de D’Annunzio del IMC, en su carta de renuncia dirigida a la Fundación Parque de la Salud (que trascendió en los medios) el especialista explicó que decidió correrse porque perdió el canal de comunicación con sus superiores y eso le dificultaba poder solucionar las cuestiones institucionales, por lo que estas se fueron acumulando. Pero no faltaron los rumores que buscaron desacreditar al especialista que hablaban de su supuesta mala relación con el equipo del IMC. Sin embargo, a contramano de esos rumores, el equipo de profesionales, técnicos, administrativos y trabajadores en general del IMC organizaron este sábado una cálida reunión en el Club San Francisco de esta ciudad para poder expresar a D’Annuzio su aprecio y respeto.
Al encuentro asistieron además muchos pacientes que hace muchos años acuden al consultorio del querido oncólogo que atendió durante 14 años en el Parque de la Salud, algunos de ellos viajaron desde el interior de la provincia. La emoción y el cariño fueron los protagonistas de esta jornada que comenzó a la tarde y se extendió hasta las 22 horas.

“Arquitecto de un sueño colectivo”
“Él es el arquitecto de un sueño colectivo. Hace más de diez años, llegó a Misiones con una visión clara: crear un centro oncológico público de excelencia. Lo que comenzó con un solo oncólogo, hoy es una institución sólida, con 63 profesionales comprometidos, gracias a su responsable dedicación”, expresaron sus colegas.
Entre los logros que los trabajadores del IMC le atribuyen a D’Annunzio están el haber convertido un equipo de un solo oncólogo en uno multidisciplinario de diez especialistas, referentes en la región; el implementar servicios pioneros como radioterapia extrema, braquiterapia e inmunohistoquímica, acercando tratamientos de vanguardia a quienes más lo necesitan; fundar el primer centro oncológico ambulatorio público de la provincia, con consultorios y hospital de día; haber creado la residencia de oncología, que permite formar a nuevas generaciones de médicos con vocación de servicio”.
El paciente, centro de su trabajo
Sus colegas y compañeros de trabajo durante estos siete años lo admiran no solo por el crecimiento estructural del IMC sino por su liderazgo en la construcción del equipo. “Dejó una huella imborrable su capacidad para unir a médicos, radioterapeutas, farmacéuticos y administrativos bajo un mismo propósito: el paciente oncológico como centro del trabajo”, destacaron.
También recordaron su capacidad de enseñanza, “fue un maestro para los residentes, que no solo transmitió conocimiento, sino también empatía y compasión”. Pero también lo elogiaron como compañero, por saber escuchar, guiar y celebrar los avances junto a los otros. “Fue el corazón del IMC, recordándonos que detrás de cada diagnóstico hay una persona”, señalaron.
El encuentro fue muy emotivo para todos y durante el mismo sobraron las palabras de agradecimiento, “gracias por enseñarnos que la medicina no es solo una ciencia, sino humanidad en acción”, “gracias por demostrar que con perseverancia y trabajo en equipo, lo imposible se vuelve realidad”, “gracias por dejar un legado que perdurará en cada paciente atendido, en cada profesional formado y en cada vida tocada por su ejemplo”, “gracias por su apoyo incondicional al servicio de enfermería, por hacernos crecer como personal y profesionales. Gracias por impulsarnos a demostrar nuestro conocimiento y hacerlo visible realizando la primera jornada de enfermería oncológica de la provincia y a continuar con este proyecto año a año”.









