La poda del arbolado urbano durante otoño-invierno viene siendo centro de una polémica ambiental desde algunos sectores ecologistas de la región, para quienes, “lejos de ser una tarea de mantenimiento planificada y respetuosa, los cortes se hacen de forma improvisada, sin conocimiento técnico y con daños visibles a ejemplares nativos”, según denunció el ambientalista Rulo Bregagnolo, integrante de la Asociación Ecologista Cuña Pirú.
“Lo que vemos en las calles es preocupante: podas indiscriminadas, mal hechas, sin planificación consciente y, lo peor, sin respetar las ordenanzas que el propio municipio aprobó para proteger su arbolado urbano. No todos los árboles deben ser podados por más que sea otoño”, cuestionó el ambientalista en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, presente en el lugar para recorrer los puntos críticos a ese respecto.
Según Bregagnolo, la poda se está convirtiendo en una intervención destructiva: “Llega el invierno y los árboles sufren, a muchos los mutilan sin razón. Cortan ramas maestras, dejan heridas abiertas que los exponen a plagas y enfermedades y con ello rompen todo equilibrio natural. Si bien, en muchos casos lo hacen en otoño o invierno, que aunque quizá no sería el momento inadecuado, igual afectan el ciclo vital del árbol. Es muy común en esta época ver que podan ejemplares que ni siquiera hace falta que poden mientras que hay otros que son un peligro y no se hace el mantenimiento por eso se caen o hacen daño. Lo que uno nota es que llega esta época y entran a podar a lo loco y no todos los años es obligatorio podar todo”, detalló.
“Hay que planificar, hay que ir pensando en qué árboles son los adecuados para las veredas. Por ello siempre hacemos la invitación desde nuestra ONG (Grupo ecologista Cuña Pirú) a que se planten árboles adecuados en las veredas, que no pueden ser de alto porte por más que nos gusten. En verdad se trata de algo muy simple”, dijo enfático.
“Infraestructura ecológica”
Por otra parte, el ambientalista remarcó que quienes ejecutan las tareas muchas veces no tienen formación en manejo de arbolado ni en jardinería urbana.
“No es una crítica personal a los trabajadores, sino al sistema. Hay una falta total de capacitación. Se necesita que los municipios inviertan en formación y en asesoramiento técnico de ingenieros agrónomos o forestales”, pidió.
Además, Bregagnolo apuntó contra la ausencia de controles y seguimientos: “Hay zonas, en los municipios del interior de la provincia se ve mucho, si uno se toma la molestia de recorrer, donde podan sin siquiera informar a los vecinos o consultar si los árboles están sanos, si representan un peligro real o si existen alternativas al corte”, observó.
Para Bregagnolo, “es urgente entender al árbol urbano no como un obstáculo o una molestia, sino como parte de la infraestructura ecológica de la ciudad”, dijo.
Y luego agregó: “Los árboles regulan la temperatura, reducen el consumo energético, filtran contaminantes, protegen suelos y son fundamentales para la biodiversidad. Si se los maltrata o elimina, se pierde todo eso”, lamentó.
En otro tramo de la nota, el ambientalista también subrayó que en muchos barrios de Aristóbulo del Valle hay especies plantadas hace más de treinta o cuarenta años, que forman parte del paisaje y la identidad del lugar.
“No es solo una cuestión ambiental, sino también cultural y social. El árbol urbano es patrimonio comunitario”, remarcó.
La crítica también recae sobre el municipio. Si bien Aristóbulo del Valle cuenta con normativas sobre arbolado público y protección ambiental, “no se aplican ni se hacen cumplir”, denunció Bregagnolo y reafirmó que la comuna es botón de muestra de la gran mayoría “sino todos los municipios misioneros”.
“No hay un plan de manejo, no hay censos actualizados de especies ni un cronograma de poda transparente. Y las decisiones se toman desde una lógica improvisada, muchas veces para ‘dar trabajo’ a los changarines sin pensar en las consecuencias ecológicas”, lamentó.
“Defendamos sus derechos”
Desde la Asociación Cuña Pirú, por otra parte, se hizo un llamado urgente a las autoridades municipales para convocar a una mesa de trabajo técnico con participación ciudadana, ambientalistas y especialistas.
“No estamos en contra de la poda, pero debe hacerse con criterio técnico, planificación y con objetivos claros. Un árbol no se corta porque sí”, advirtió.
“Invito a la gente que observe, se ‘enchamigue’ con la naturaleza y que entienda que ese vegetal que está ahí plantado es un ser vivo. A nadie se le ocurre, o ahora por lo menos se piensa dos veces para maltratar a un animal, porque tiene derechos que lo protegen. Contra el maltrato al árbol no hay nada. Tenemos que trabajar sobre sus derechos”, reclamó.






