Alguien adopta un perro y su vida ya no es la misma. Aunque cada animal es querible, en este caso no es cualquier animal, es como si ciertos animales encajaran exactamente en la danza que es nuestra vida, como parte esencial de la coreografía de esa etapa.
Pareciera ser que ese animal tiene el carácter, las cualidades, ciertos talentos y singularidades que lo hacen extremadamente especial para el momento que estamos atravesando: instancias de crecimiento, duelos, enfermedades, peculiar soledad, períodos de decisiones cruciales, el animal justo en el momento justo.
Si nuestro transcurrir por el destino es un Misterio, ese Misterio incluye lo que el psiquiatra suizo Carl Jung llamara “sincronicidad”: las coincidencias significativas que van más allá de la casualidad, y que invitan a abrir la mente para hallar significados. Son encuentros con seres sin los cuales ese tiempo nuestro hubiese sido diferente. Personas o animales que llegan con precisión sorprendente y nos marcan para siempre.
Miremos a los ojos a ese animal que nos acompaña, o recordemos a los que estuvieron junto a nosotros. ¿Fue casual su presencia? ¿Por qué será que estuvo o está junto a nosotros en esa etapa en particular?
Observar la vida bajo la mirada del Misterio nos da la posibilidad de comprender lo que está por debajo de lo evidente, de asombrarnos, de emocionarnos con lo que el intelecto no alcanza a explicar.
Fuente: Virginia Gawel: Psicóloga, terapeuta, docente y escritora, pionera en la difusión de la Psicología Transpersonal.
Laura Kuperman
Educadora Canina.
376 4-636-551








