A veces, todas tenemos una voz interna que habla tan fuerte que nos dice cosas “no siempre tan lindas”. Esa voz que nos habla de nuestros miedos, juicios o creencias que salen cuando queremos hacer algo diferente. Algo que aprendí es que cada nuevo desafío o proyecto, cada nuevo paso, cada nuevo crecimiento trae de la mano unos cuantos miedos nuevos a trabajar. Hoy te comparto algunos ejemplos de mitos y miedos de emprender que muchas mujeres tenemos que trabajar a la hora de ser emprendedoras.
1. ¿Quién soy yo para hacer o hablar de esto? No sé si alguna vez te pasa: sentir que no tenés las credenciales suficientes para ponerte a escribir, hablar o compartir de un tema. Que hay otros que deben saber mucho más que vos, pero también aprendí que no es necesario ser la más experta para hablar de un tema o hacer algo. La suma de tus experiencias hace que puedas darle una perspectiva única con lo que tengas para decir seguro ayudarás a muchos. Muchas veces la gente ni siquiera quiere escuchar al más experto.
2. Siempre hay alguien que parece que lo está haciendo mejor: cuando ves a otra persona haciendo lo mismo que vos, te parece que lo hace mejor, que le cuesta menos, que parece más natural, pero la verdad es que uno siempre tiende a ver lo que el otro está haciendo desde “la visión de las redes sociales”. ¿Qué quiere decir? Una vez leí un artículo que me encantó que decía que en redes sociales solo vemos el 10% más feliz de la gente, lo que la gente decide compartir, cosas que más le gustan de su vida o lo que más orgullo le da.
El problema es que comparamos ese 10% con el 100% nuestro, que incluye todas las cosas que nos cuestan, que no nos gustan tanto, que nos dan miedo. Entonces, ¡siempre es una comparación injusta! Tener cuidado con las comparaciones. A veces es mejor mirar menos para afuera y enfocarse en uno, en por qué estás haciendo lo que haces y seguir haciéndolo con tu enfoque único, con tu personalidad.
3. Que me apasione lo que hago no significa que voy a tener la energía por el cielo todos los días: debo admitir que no es tan así eso que dicen que si te gusta lo que haces no lo sentís como un trabajo. Hay días que quedarnos durmiendo suena más divertido que sentarnos a crear, pero esa voz en la cabeza nos hace sentir culpa y aparecen frases como: “Quizás no te apasiona tanto como pensabas”. Muchas veces cuando tenemos que hacer algo nuevo, desafiante, que nos implica más tiempo o aprender algo, el cerebro pondrá cualquier otra actividad “más emocionante”.
Que algo cueste esfuerzo no quiere decir que no te apasione. Hay que vencer esa barrera que nos pone el cerebro, que prefiere quedarse cómodo haciendo lo que ya conoce, lo que le sale más fácil.
4. Todo el mundo tiene algo para decir, pero no tengo que escuchar a todo el mundo: estamos bombardeados de información, de gurúes y amigos que les gusta opinar.
Seguro te pasó cuando arrancaste con tu negocio, eso de leer más de 20 notas sobre emprendimiento en un día, meterte en mil vivos, y que todo el mundo tenga alguna opinión de cómo debería manejar tu negocio, a todas nos pasa, hasta que un día nos topamos con esta frase que te juro, te cambia todo: “No hay que escuchar a todo el mundo, solo a aquellos que están dónde vos realmente querés estar”.
Karyna González
Fundadora de Spacio Mujer
WhatsApp 3764345130








